Solo faltaba el grupo municipal del PSOE por analizar el inicio del curso político a la vuelta del verano en el Ayuntamiento de Zaragoza, y ayer reapareció su portavoz, Carlos Pérez Anadón, para anunciar que «peleará hasta el último minuto» para salvar este mandato e intentar llegar a acuerdos importantes para la ciudad con el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC). Pero su esfuerzo va orientado a una serie de objetivos antes de las elecciones que el socialista resumió en tres: «recuperar la normalidad democrática en el ayuntamiento», en referencia a devolver a la oposición a las sociedades municipales; «profundizar en el control del Gobierno y la transparencia en la institución»; y «denunciar la posverdad» del equipo de Santisteve, que aseguró que se «refugia en el victimismo» para justificar sus fracasos políticos.

Pérez Anadón consideró que la estrategia de ZeC es idéntica a la que sigue el PP, la de «cuanto peor, mejor» para sus intereses. «Del frontispicio se les ha caído ya la palabra participación», valoró el edil socialistas, ya que en su opinión, el Gobierno de Pedro Santisteve persigue estrellar sus proyectos para luego acusar al resto de votar con la derecha en su rechazo. Y, a continuación, sacar adelante proyectos haciéndolos suyos e imponiéndolos con decisiones unilaterales que no atienden ni siquiera a lo que opina la mayoría de los ciudadanos.

Es lo que, describió Pérez Anadón, ha ocurrido con los presupuestos participativos, rechazados porque consideran que se han valorado los proyectos con arbitrariedad y excluyendo los que no les gusta y ahora pretenden impulsar solo los que les agradan. «El victimismo les duró apenas 30 minutos. Si quieren hacer eso, que lo hagan, pero que no usen a los zaragozanos».

Y en esta actitud se suma un PP que, según el socialista, está «tirando bombas y dando manobres a diestro y siniestro, un día a ZeC, otro al PSOE y, a veces, también a CHA». «Confunden a veces lo institucional con lo partidista», añadió en su crítica a los conservadores.

Frente a ello, el socialista planteó a Santisteve la posibilidad de decidir «si quiere pasar a la historia por su gestión más que discutible o como una excepcionalidad antidemocrática». Y le ofreció rectificar, devolver la proporcionalidad del pleno a las sociedades y ponerse a trabajar en impulsar proyectos importantes para la ciudad que siguen varados. Quedan ocho meses aún y da igual quien los inicie y quién los termine. Aunque el más relevante es la aprobación del presupuesto del 2019 y hoy, reconoció, lo ve «prácticamente imposible». Aún así, instó a Santisteve a entender que «el mundo no empezó en el 2015 y que continuará después de ZeC», concluyó. H