Cerca de 18.000 raciones de un roscón de 1.300 kilos de peso se han repartido hoy en la plaza del Pilar para celebrar la festividad de San Valero, patrón de Zaragoza, una tradición que se remonta a la Edad Media cuando los nobles de la ciudad repartían un trozo de pan a los aldeanos.

Son muchos los ciudadanos que a lo largo de la mañana de este 29 de enero se han acercado a la plaza para disfrutar de este tradicional dulce y hacer honor a ese dicho de "San Valero, rosconero y ventolero".

Una leyenda que este año no se ha cumplido del todo, porque este San Valero no ha sido "ventolero", sino más bien lluvioso. Pero a este mal tiempo ha sido fácil ponerle buena cara con un trozo de roscón, más todavía si ha ido acompañado de uno de los 7.000 vasos de chocolate caliente que se han distribuido.

Bien lo saben los cientos de vecinos que, con paraguas en mano, han guardado una de las dos filas que han recorrido la plaza para degustar este roscón, elaborado por el personal de Boral Pastelería Artesanal y que ha llegado a medir más de un kilómetro.

A las 08.00 de la mañana ha llegado la primera de la fila, Pilar Ayesa, acompañada de sus tres hermanas. "Para mí la lluvia no ha sido impedimento, he cogido el paraguas y aquí estoy por tercer año", ha apuntado a Efe.

"Yo celebro San Valero viniendo a la plaza del Pilar a comer roscón", ha indicado María Teresa Navarro, una de las más madrugadoras de la fila.

A las 10.00 horas, el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, ha repartido las primeras raciones debajo de una carpa, en compañía del director de El Periódico de Aragón, Jaime Armengol. Junto a ellos, ha estado el presidente honorífico de la Asociación Provincial de Confitería y Pastelería de Zaragoza, Francisco Bentué, un auténtico artesano amante del roscón.

Este tradicional dulce, que originariamente no llevaba ningún tipo de relleno, se remonta a la Edad Media, cuando los nobles salían a las puertas para entregar un trozo de pan a los aldeanos.

Lo hacían en las festividades más solemnes como muestra de solidaridad hacia los conciudadanos que menos tenían.

Hay que esperar al siglo XIX para ver el roscón en los escaparates de algunas pastelerías de la ciudad el día de San Valero, obispo de Zaragoza en el siglo IV.

A partir de ahí, se popularizó todavía más y ya son 23 los años en los que se ha repartido este roscón, en la capital aragonesa.

Al principio, se hacía en la antigua Feria de Muestras, actualmente sede de la Cámara de Comercio y, desde hace unos años, en la plaza del Pilar.

Para aquellos que se atrevan con la receta, aquí van los ingredientes. Eso sí, son las medidas que se han utilizado para hacer un roscón de una tonelada de peso.

Unos 500 kilos de harina; 180 kilos de azúcar; 550 huevos; 70 kilos de mantequilla; 25 kilos de leche en polvo; 22 kilos de levadura panadera o masa madre, 15 kilos de almendra y 12 kilos de avellanas, ambas en polvo.

Se han añadido también 3 kilos de sal; 3,5 kilos de ralladura de naranja y otros 3 kilos de limón y, por último, la "cantidad suficiente" de esencia de limón y agua de azahar.

Para la decoración, se han utilizado 50 kilos de fruta confitada, 40 kilos de crema pastelera y 45 kilos de azúcar.

El resultado, el auténtico sabor del clásico roscón de Zaragoza que, año tras año, se elabora siguiendo la misma receta porque, según Bentué, cuando "una cosa es buena no hay que cambiarla".

Tan sólo hay una tradición que no se cumple en este roscón de la plaza del Pilar. Y es que, en su interior, no lleva la figura y el haba.

Quizá sea porque las raciones se reparten entre los ciudadanos de forma totalmente gratuita y no hay obligación de dar cumplimiento al dicho que así dice: "Si el haba es lo encontrado, esta pieza de roscón pagarás". Por ahora, nos hemos libramos.