Los expertos del Gobierno de Aragón, del Principado de Asturias y la Fundación Meniños están de acuerdo: se debe suspender el régimen de visitas establecido para lograr la reintegración gradual con los abuelos biológicos paternos del niño asturiano de 7 años entregado, en régimen de preadopción, a un matrimonio de Huesca. Los expertos creen que es la medida más adecuada para evitar la "desestabilización" emocional del menor y el supuesto maltrato psíquico que estos encuentros pudieran representar para el niño. A esta petición de suspensión de las visitas, realizada ante un juzgado ovetense, también se sumó el letrado Defensor del Menor del Principado.

Esta solicitud se produce a la vista de los cambios de comportamiento que se aprecian en el niño desde que empezaron las visitas y que, según los expertos, se "agudizan" los días previos a las reuniones. También para el Servicio de Menores del Gobierno de Aragón, el niño debe estar con sus padres preadoptivos porque "es el único entorno que conoce".

EL CAMBIO El pequeño, que vive con sus padres preadoptivos J.L. y M.M. en Huesca desde que tenía 1 año, muestra algunos síntomas de retroceso cuando se acercan las visitas: habla en un lenguaje más infantil de su edad, muestra conductas "agresivas" en el colegio, quiere dormir todas las noches con sus padres acogedores, llora "por todo" y dice que nadie le quiere, muestra un tic nervioso consistente en movimientos faciales repetitivos; un pánico manifiesto a que desaparezcan sus padres acogedores y no consiente quedarse con nadie.

El informe del Instituto Aragonés de Servicios Sociales hace hincapié en que el matrimonio de Huesca es conocido por el menor como sus "padres de referencia y los únicos a los que conoce". Por ello, opina que la ejecución de la sentencia de la Audiencia de Oviedo que obliga a reintegrar al menor con sus abuelos en Gijón, repercutiría de forma "transcendental" en su personalidad y podrían provocar muchos problemas de "ansiedad, depresión y miedos" en su desarrollo personal haciendo que la adaptación a su familia biológica sea de "alta dificultad".

Para dar cumplimiento a la sentencia de la Audiencia e intentar su adaptación al nuevo núcleo familiar el Instituto proponía un procedimiento de adaptación de un año con visitas programadas con sus abuelos seguidas por un profesional.

El pedagogo que efectuó un seguimiento a los acogedores y al menor durante dos años y medio revela que resulta "llamativa" la adaptación del niño, ya que interactuaba con ellos desde una base afectiva "directa, dinámica e íntima".

El seguimiento al menor se inició desde su llegada a Huesca. Con 3 años, el niño vive y experimenta su situación personal "como un miembro más de la familia, como a su vez así lo viven sus padres acogedores". En julio de 2000, el niño tiene "apego emocional" con su familia y se siente "identificado" con su estilo de vida, su lenguaje, cultura y ciudad.

En la observación efectuada en el domicilio del niño se constató que recibía "todas las atenciones y cuidados que procuran en él una adecuada educación, alimentación, participación en la vida familiar, compañía y relación afectiva que favorecen en el niño un desarrollo y una evolución "positiva tanto en lo personal como en lo social". Sus padres preadoptivos son, según estos informes, "unos acogedores óptimos, idóneos para el desarrollo del menor".

El seguimiento a los abuelos paternos en Asturias se realizó a través de la Fundación para la Infancia-Meniños. A lo largo del proceso el niño vio a sus abuelos paternos delante de sus padres preadoptivos y los psicólogos, advirtiendo los profesionales que la duración de las visitas --dos horas-- se hacía "excesivamente largas para el menor" provocando en él "cansancio y aburrimiento". Al plantearle la posibilidad de quedarse a solas con los abuelos mostró rechazo. "Se negó en todo momento", especifica el informe oficial.