Si el Ayuntamiento de Zaragoza tuviera dinero para construir el nuevo campo en La Romareda y quisiera realizar en solitario esta inversión, no necesitaría el visto bueno de la DGA, pues el terreno que ocupa el viejo estadio tiene ya la calificación de equipamiento deportivo. El permiso que ha solicitado el consistorio al Gobierno autónomo se refiere sólo a una modificación del Plan General para cambiar parte de ese terreno deportivo en edificable de uso terciario, es decir, para poder construir 42.000 metros de tiendas, oficinas, hoteles y bares con los que financiar el nuevo estadio. El teniente de alcalde de Urbanismo, Antonio Gaspar, ha reiterado que el campo, viejo o nuevo, tiene todas las indicaciones legales y urbanísticas para seguir donde está, y que el consistorio puede emprender la reconversión del entorno --Eduardo Ibarra, calles Jerusalén e Isabel La Católica-- cuando lo considere oportuno.

El expediente de la modificación, que llegó a la DGA la semana pasada, será informado por los técnicos autonómicos. El Consejo de Ordenación del Territorio de Aragón (COTA) deberá aprobarlo o rechazarlo antes de final de año. El Gobierno autónomo puede, además, pedir informes complementarios a algunos departamentos, como por ejemplo el de Salud, cuya titular ha manifestado un especial interés en el proyecto por las afecciones que pudiera causar al hospital Miguel Servet.