Zaragoza es la puerta de entrada a España y Europa que el año pasado eligieron casi un millar de solicitantes de asilo político de países como Venezuela, Nicaragua, Ucrania o Siria. Todos ellos alegan que son víctimas de persecución en razón de sus ideas y que temen por su integridad física en el caso de que regresen a su lugar de origen.

Pero la petición de asilo es un complejo procedimiento administrativo, influido por la situación política internacional de cada momento, y en muchos casos tarda más de tres años en resolverse. Su resultado no siempre es positivo, advierte el letrado zaragozano Alfredo Herranz Asín, de Espacio Pangea Abogados, que señala que no existe una regla general sobre la duración del proceso. «Estamos viendo solicitantes ucranianos a los que, al cabo de dos años y medio más o menos, les responden que se les deniega el asilo», explica.

La solicitud es el primer paso de una tramitación que puede terminar de tres maneras diferentes: la denegación o la concesión de asilo político o la dispensación de protección subsidiaria. Esta última se atribuye a las personas de otros países y a los apátridas que no reúnen los requisitos para obtener el asilo y tampoco son consideradas refugiadas.

El siguiente paso, crucial, es la entrevista a la que el solicitante debe someterse en dependencias policiales, en lo que respecta a Zaragoza en la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras, situada en la avenida de Valencia. «En la entrevista, el solicitante que aspira a la condición de asilado o a la protección subsidiaria debe probar que reúne los requisitos para ello, que corre un riesgo real y que por eso huye de la persecución en su lugar de origen», indica Herranz.

En el caso de los ucranianos, por ejemplo, al principio veían satisfecha generalmente su solicitud, porque su país vivía una guerra fratricida que generó una masiva huida de habitantes. Sin embargo, a medida que el enfrentamiento se ha ido apagando, el resultado de la petición ha empezado a ser negativo.

Ahora mismo, se ha registrado un auge de las peticiones de ciudadanos venezolanos, seguidos por los nicaragüenses. Pero, dado que la tramitación es larga, todavía no se sabe cuál será la respuesta y el final del procedimiento, señala el letrado zaragozano. Además, precisa, en la acogida que recibe cada solicitud pesan factores políticos muy diversos, como la actitud que adopta la Unión Europea en su conjunto respecto a los peticionarios de una nacionalidad.

PROTECCIÓN TEMPORAL // Por otro lado, las autoridades, suelen actuar con suma cautela, valorando siempre el posible efecto llamada que puede tener la concesión del asilo. De hecho, la solicitud puede verse teñida de la sospecha de que lo que empuja a tramitarla es más la necesidad económica que la persecución política. En este campo, la línea que distingue un Estado represor de otro fallido quizá no se aprecie con nitidez. Aunque también existen casos claros, como el de Siria, que recibe un trato especial por parte de la Unión Europea.

Otro problema añadido es el tiempo de espera hasta pasar la entrevista. «Hasta hace unos seis meses, lo normal era que hubiera una demora de dos semanas, pero ahora nos encontramos con que los interesados llegan a esperar hasta medio año antes de ser recibidos», precisa el letrado.

Presentada la solicitud, las autoridades competentes disponen de un mes para declarar la inadmisión a trámite. Y si, transcurrido ese plazo, no hay respuesta, «se entiende que el expediente sigue adelante» y debe continuar con la concesión de la protección temporal al solicitante hasta tanto se resuelva su petición.

«Ahora mismo, muchos solicitantes afincados en Aragón gozan de una protección temporal, que no hay que confundir con la subsidiaria», afirma Herranz. «El hecho de que esta situación dure más de tres años favorece que se presenten muchas solicitudes, siempre a expensas, claro, de que se resuelva el expediente».

Mientras tanto, durante ese dilatado periodo, el solicitante puede trabajar e incluso tener a acceso a diversos tipos de ayuda. En cambio, el acercamiento familiar se paraliza.