En vez de megáfonos, emparedados; en lugar de manifestaciones, una sentada en mesas imaginarias pintadas en el suelo. Esta es la pacífica y curiosa forma que han elegido los usuarios habituales del quiosco-bar del parque Bruil de Zaragoza para protestar por su cierre durante esta temporada, una situación que deriva de la renuncia del ayuntamiento a sacar a licitación su uso por errores administrativos y problemas estructurales en el edificio.

De esta manera, más de medio centenar de personas, mayores y pequeñas, se congregaron ayer por la tarde en el espacio para compartir su merienda y disfrutar de un lugar que es «mucho más que un bar», como describe la portavoz de los usuarios, Marta Melón. Acompañó el tiempo en la capital aragonesa y, entre todos, pintaron los dibujos que representan escenas propias del establecimiento que luego dispusieron en las persianas, cerradas. Con este trabajo se podían imágenes como la de un camarero sirviendo una cerveza en el grifo, o pancartas que reclamaban la reapertura del espacio.

Así devolvieron a la vida al bar, sentados en el suelo, alrededor de una mesa pintada con tiza en el lugar que ocuparía una real, y rodeados de las escenas imaginadas en papel en un establecimiento que «es un centro de hacer barrio, un punto de encuentro» y que ofrece otros muchos servicios como «aseo público, botiquín, guardajuguetes...» explica Melón.

La vecina relata que se trata de un lugar de referencia para «muchas familias del colegio Tenerías» y de otros que hay en las inmediaciones del parque, un recinto con «mucha vida de niños» y de personas que pasean a sus mascotas. Por todo ello, pide que el ayuntamiento vuelva a sacar los pliegos para su licitación y que, así, reabra el bar. Para ello, no descarta que se repita la experiencia todos los viernes.

La situación deriva de la renuncia del consistorio en noviembre a la licitación del espacio por errores administrativos, tras publicarla en un primer momento en el mes de octubre junto a otros quioscos de la ciudad. Fuentes municipales informaron que se decidió renunciar al proceso para adjudicar la utilización de este quiosco al encontrar errores administrativos algún adjudicatario, que advirtió al consistorio, y detectarse problemas arquitectónicos en el inmueble. Al respecto, detallan que la reparación es «sencilla» y que desde el área de Urbanismo ya trabajan en ejecutar estos arreglos. Por ello, se cree desde el ayuntamiento que «se puede salvar la temporada».

Este quiosco ya tuvo un informe municipal en el 2011 que pedía su derribo por las afecciones estructurales que causaron filtraciones, aunque señalaba que no había peligro para los usuarios.