Los Parques Nacionales de Picos de Europa (Asturias) y de Ordesa y Monte Perdido (Aragón) celebran cien años como insignia de la naturaleza española y como pioneros de una red que hoy suma quince espacios naturales que constituyen el máximo exponente de la biodiversidad.

En 1916 el rey Alfonso XIII sancionó la primera Ley de Parques Nacionales del mundo, un texto que permitió dos años después la protección, también por ley, de la montaña de Covadonga (hoy Parque Nacional de los Picos de Europa) y el valle de Ordesa (en la actualidad Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido).

Desde entonces, la Red de Parques Nacionales se ha completado hasta los quince actuales y el último en incorporarse fue, en 2013, el de la sierra de Guadarrama (Madrid y Castilla y León), que aportó a la red casi 34.000 hectáreas.

La red de Parques Nacionales se completa con los de Islas Atlánticas (Galicia); Aigüestortes i Estani de Sant Maurici (Cataluña); Cabañeros y Tablas de Daimiel (Castilla-La Mancha); Monfragüe (Extremadura); Doñana, Sierra Nevada (Andalucía), y el Archipiélago de Cabrera (Baleares).

Las Islas Canarias es la comunidad con más parques nacionales: Caldera de Taburiente, Timanfaya, Teide y Garajonay.

El Senado acogerá mañana la conmemoración del centenario de Picos de Europa y Ordesa, un acto que estará presidido por el Rey Felipe VI, acompañado por la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.

Los Parques Nacionales gozan en general de buena salud, aunque durante los últimos años se han encendido las alarmas que apuntan al deterioro de Doñana como consecuencia sobre todo de la sobreexplotación de los acuíferos, al impacto de algunas infraestructuras y a la sempiterna amenaza de los incendios forestales.

Los quince parques se extienden por un total de diecinueve provincias de doce comunidades autónomas y ocupan una superficie que ronda las 400.000 hectáreas (el 0,76 por ciento del territorio español).

Estos espacios tienen características y dimensiones muy dispares, y el más grande es el de Sierra Nevada con 86.300 hectáreas, el más pequeño es el castellanomanchego de Las Tablas de Daimiel, con solo 3.000 hectáreas, y el más visitado el del Teide, donde cada año entran más de cuatro millones de personas.

La gestión actual de los Parques Nacionales varió radicalmente en el año 2004, cuando una sentencia del Tribunal Constitucional estableció que la competencia es exclusiva de las comunidades autónomas, incluido en aquellos espacios que se extiendan por varias comunidades, como es el caso de los Picos de Europa o Sierra de Guadarrama.

La sentencia mantuvo sin embargo que el instrumento básico de ordenación de los quince es el Plan Director de la Red, cuya aprobación corresponde al Gobierno central, y en el último aprobado (2016) el Ejecutivo determinó que se puede intervenir en cualquiera de ellos en el caso de observar un empeoramiento de los niveles de conservación.

Aunque España fue el primer país del mundo en contar con una ley específica para regular estos espacios naturales, no fue el primero en conceder el título, ya que se adelantó Estados Unidos concediendo esa figura al Parque de Yellowstone en 1872.

Los quince parques albergan una representación de los recursos naturales, paisajísticos y estéticos más valiosos de España, y en la mayoría de los casos comparten esta figura de protección con otras con un gran reconocimiento internacional como la red Europa Natura 2000, reserva de la Biosfera de la Unesco, o humedales Ramsar.

Todos los espacios de la Red española fueron seleccionados por sus valores naturales y culturales, por estar escasamente alterados por la actividad humana y por su rica flora, fauna y formaciones geo-morfológicas, además por contar con una superficie amplia que permita la evolución natural y los procesos ecológicos.

El futuro de los parques, aparte de la posible ampliación de alguno de los ya declarados, apunta como próximos integrantes a la Sierra de las Nieves (Málaga), que con una extensión de 23.000 hectáreas se convertiría en el decimosexto parque Nacional del país, y entre los aspirantes se apunta siempre al Mar de las Calmas, en la isla canaria de El Hierro, que sería el primero exclusivamente marino.