La difícil convivencia entre dos vecinas del segundo y tercer piso de un edificio del Parque Roma, en Zaragoza, vivió ayer su segundo capítulo en la Ciudad de la Justicia. La del tercero denunció a la de abajo por tildarla de camella. Ya lo había hecho ante un pintor, y fue condenada por ello; pero esta vez fue ante la Policía Local. Por eso le reclama no solo una multa, sino que la indemnice con 500 euros por el tratamiento psicológico que tiene que seguir.

El juicio de faltas se celebró ayer ante el Juzgado de Instrucción número 1 de Zaragoza, y la denunciada ni siquiera apareció. La mujer ya pagó una multa de 120 euros por injurias, por haberle dicho a un pintor que trabajaba en la comunidad que si quería drogas, que subiera al tercero.

Según la denunciante, lo mismo ha hecho con prácticamente toda la escalera, de forma que sus vecinos la miran mal. Ha tenido que ir al psicólogo, y pide por ello 500 euros por daños morales.

Pero el episodio que desembocó en el juicio de ayer nació de una denuncia suya. Había llamado a la Policía Local porque la vecina tenía la música muy alta, y cuando los agentes llamaron a su puerta con el medidor de decibelios, le repitió que su vecina de arriba vendía droga.

Los agentes decidieron, por si acaso, comprobarlo, y la mujer les explicó el idilio que mantenía con la ya condenada por injurias. Su abogado pretendía denunciarla por calumnias --atribuir un delito, no solo insultar--, pero vistos los precedentes repitió la acusación. Aunque esta vez le piden el doble de multa, por la reiteración.