Un exempresario zaragozano de 70 años, L. B., se enfrentó ayer en la Audiencia de Zaragoza a una petición de hasta 18 años de cárcel por la supuesta agresión sexual a una persona de más de 40 años y con una leve discapacidad mental a la que la psicóloga forense definió como «un simulador» capaz de fingir desde un retraso mental hasta problemas afectivos.

Los hechos ocurrieron, supuestamente, en el verano del 2017, en una nave industrial sin actividad cercana a la autovía de Logroño. La víctima dormía en la oficina del edificio porque se lo permitía el expropietario.

En una fecha entre finales de agosto y principios de septiembre, según el denunciante, el acusado entró en el lavabo mientras él se estaba rasurando y lo violó «por detrás». Además, aseguró que el imputado le realizaba tocamientos y le ponía películas porno en un ordenador.

El acusado relató que había permitido que el denunciante viviera en la nave porque su padre había trabajado para él, «por compasión», y con el objeto de que vigilara un poco la instalación. Sin embargo, surgieron problemas, dijo, cuando el vigilante empezó a llevar a gente desconocida y adoptó una perra callejera «indocumentada».

DISFUNCIÓN ERÉCTIL / L. B. negó tajantemente las imputaciones y subrayó que padece disfunción eréctil como consecuencia de distintas enfermedades y la medicación asociada, dato que fue confirmado por su urólogo y por los médicos forenses. Su abogado, Enrique Trebolle, pidió la absolución y solicitó al tribunal que acepte como prueba un informe de geolocalización que sitúa el móvil de su cliente en Andalucía y el norte de África en fechas próximas a los hechos.

En un momento dado, después de que el denunciante (que declaraba desde detrás de una mampara) afirmara que había sufrido un mareo y que no veía, Trebolle le preguntó: «¿No se estará inventando todo?».

Los forenses que examinaron a la supuesta víctima (que está bajo tutela de la DGA) y al acusado señalaron que la primera padece una «deficiencia mental leve que la hace influenciable». «Da la impresión de que magnificara las situaciones», indicó uno de los peritos.

También manifestaron que no había lesiones propias de una violación y que existe una clara «desproporción» física entre el denunciante, que es fuerte y joven, y el denunciado, un hombre mayor y mucho menos fornido.