Fiscalía y acusación particular en el caso del hombre que en junio de 2018 estranguló a su pareja en Zaragoza, cuando ella tomó la determinación de separarse, han pedido en una vista oral en el Tribunal Superior de Justicia de Aragón que se tenga en cuenta la agravante de violencia machista en la sentencia que dictó un jurado popular en noviembre de 2019.

El Alto Tribunal ha celebrado este miércoles la vista oral, a puerta cerrada y a la que ha asistido Efe como agencia estatal, en la que se han defendido los recursos que todas las partes presentaron a la sentencia, por la que se condenó a David Pellicer, de 41 años, a 23 años de cárcel por asesinar a su mujer, Raquel Díaz, de 37David PellicerRaquel Díaz, en el domicilio que ambos compartían con la hija de ambos, de 10 años, en el barrio zaragozano de las Delicias.

El jurado, tal y como se ha recordado en la vista oral -que el condenado ha seguido por videoconferencia desde la cárcel-, declaró culpable al acusado de haber matado a su pareja de manera premeditada y con fuerza, pero no estimó que en el crimen concurriera la agravante de violencia de género.

Los miembros del jurado no contestaron entonces de forma afirmativa a la pregunta de que si consideraban que Pellicer cometió los hechos por la escasa consideración que le merecía Raquel por ser mujer.

En la vista de este miércoles, el fiscal, Carlos Sancho, ha rebatido este argumento con jurisprudencia del Tribunal Supremo, que ha establecido en varias ocasiones que la violencia de género tiene "carácter objetivo".

Siempre que se demuestra la voluntad de un hombre de agredir a su pareja, o expareja, es suficiente para encuadrar el delito en el tipo penal de violencia de género, sin que sea necesario acreditar la voluntad de discriminarla o someterla, ha explicado el fiscal.

Así, de "machismo puro y duro" ha calificado la actitud del condenado, de quien ha recordado que cuando su pareja le comunicó la decisión de terminar la relación y que debía abandonar su casa le amenazó con que iba a matarla, como finalmente sucedió.

Y ha recordado que el magistrado presidente del jurado, Javier Cantero, concluyó que existió un "desprecio a la voluntad libérrima de la víctima de cortar la relación", y que fue entonces cuando la estranguló hasta romperle las vértebras, "por sorpresa y con alevosía".

Por su parte, el abogado de la acusación particular, Noé Gabás, ha recurrido a otras tres sentencias del Supremo para acreditar que es necesario aplicar la agravante de violencia de género, que ampliaría la pena de 23 a 25 años.

A su juicio, existió un deseo del hombre de someter a la mujer a su voluntad y negarle su libre decisión de separarse.

Ha relatado que tras una relación de dieciocho años, el condenado no aceptaba la separación ni irse del domicilio, y al tratar de reconducir la decisión de Raquel y no conseguirlo, la mató, "con pleno conocimiento y voluntad de lo que estaba haciendo".

De hecho, el abogado ha recordado que Pellicer llevaba diez días consultando en páginas web cómo matar a una mujer.

El abogado del acusado, Leandro Ubieto, ha manifestado, por su parte, que no existía en él un sentimiento de patrimonialización de la mujer, puesto que ella tenía independencia económica, un trabajo, su casa y había iniciado una relación con una tercera persona que, según ha asegurado, el condenado conocía y aceptaba, por lo que la separación entre ambos existía "de hecho", aunque "determinadas circunstancias" les obligaban a vivir bajo el mismo techo, ha dicho.

Ubieto, además, ha defendido su propio recurso a la sentencia, en el que pide que se aplique a la condena dictada contra su cliente la atenuante de confesión.

Se basa en que Pellicer acudió a la Jefatura Superior de Policía unas cuatro horas después de cometer el "execrable acto", comunicó que había matado a su pareja y entregó las llaves del domicilio.

Los requisitos para tener en cuenta esta atenuante, ha relatado, son que la confesión facilite la investigación, que sea útil y que ayude a reparar el daño.

Lo "sustancial" para su abogado es que Pellicer confesó, independientemente de que lo hiciera ante el juzgado de instrucción o ante la Policía, y que los datos que facilitó sobre su hija o la madre de Raquel ayudaron a los agentes a poner en marcha las medidas de protección de víctimas de violencia machista.

Estos argumentos han sido rebatidos por el fiscal, quien ha dudado de que se pueda considerar confesión que el condenado acudiera "a la escalinata de la Jefatura", donde dudó entre quedarse o irse, y que solo llegó a decir "creo que he matado a mi mujer" cuando los agentes de la puerta le insistieron en que contara lo que sucedía.

Además, ha recordado que no declaró en comisaría, que ante el juzgado de violencia de género dijo que era "una barbaridad" que le imputaran por violencia machista y que en la fase oral del juicio defendió, contra las declaraciones de los peritos y el resultado de la autopsia, que Raquel "se cayó y se mató".

El juicio ante un tribunal presidido por el magistrado Fernando Zubiri, ha quedado finalmente visto para sentencia.