El coordinador de Trasplantes de Aragón, José Ignacio Sánchez Miret, ha incidido hoy en la necesidad de incrementar las tasas de donantes renales de persona viva, que "no están en cifras óptimas", porque garantizan un funcionamiento del órgano durante 30 años frente a los 10 de un donante fallecido.

De los 32 trasplantes renales realizados entre enero y mayo de este año, un 25 % más que los efectuados en el mismo periodo del año pasado, solo cuatro han sido de donante vivo, ha explicado Sánchez Miret durante una rueda de prensa con motivo de la celebración, mañana, del Día Nacional del Donante, y en la que ha apelado a la "generosidad" de las personas que rodean al enfermo.

El motivo es que mientras el órgano de una persona fallecida se tiene que destinar a una persona de edad similar y la edad media de este tipo de donantes se sitúa en 60 años, en el caso de un donante vivo su riñón se puede trasplantar a una persona que sea veinte o treinta años más joven.

Según el coordinador de Trasplantes de Aragón, lo mejor es trasplantar al enfermo renal antes de que llegue a diálisis y porque además si se hace de persona viva el funcionamiento del órgano es mucho mayor.

Esta donación va a contribuir, ha explicado, a mejorar la calidad de vida del que lo recibe porque además se cuida más y está protegido por el sistema nacional de salud, a lo que se suma que para el donante es un procedimiento seguro en el que "las posibilidades de complicación están por debajo del 2 por mil".

Lo sabe por experiencia porque él mismo donó un riñón a su hijo hace cuatro años y sabe también las complicaciones que puede suponer laboralmente para una persona que quiera ser donante por la necesidad de pruebas médicas y de reposo posterior y es por lo que se ha solicitado al Estado que esta circunstancia se equipare a las bajas maternales.

El argumento es que una diálisis cuesta de 40.000 a 45.000 euros anuales, mientras que el trasplante en vivo contribuyen a disminuir las listas de espera y proporciona un mejor tratamiento al paciente durante 30 años.

Los órganos donados en Aragón han permitido a los enfermos ganar 481,17 años en lo que va de año y los que se han derivado para trasplantes a otras Comunidades han proporcionado otros 153,7 años, ha apuntado Sánchez Miret, quien ha destacado que la lista de espera en esta Comunidad es en la actualidad de 99 personas (89 renales, 7 hepáticos y 6 cardíacos).

Sánchez Miret también ha señalado que Aragón, con un 3 % de negativas familiares, junto con La Rioja y País Vasco se encuentra entre las Comunidades que tienen una mayor aceptación a las donaciones, cuando la media de negativas en España es del 12 %, y que en el caso de las donaciones por asistolia (tras una parada cardiaca), no hay ninguna negativa frente al 6 % del resto del país.

Además de los 32 trasplantes renales (cuatro de donante vivo), este año ya se han realizado seis hepáticos, un 20 % menos, y 3 cardíacos (un 20 % más).

Aragón ha generado cuarenta órganos, ha recibido dieciséis de otras CC.AA y han enviado fuera otros diecisiete.

En el caso de los trasplantes de tejido (córneas y tejido osteotendinoso), este año ya se han realizado 195 implantes, de ellos 133 de tejido osteotendinoso y 62 oculares.

Los donantes de médula registrados este año ascienden a 300, porque este año se ha rebajado la edad máxima de donación a los 40 años, tras las evidencias científicas de que "tienen mucho mejor resultado" las donaciones por debajo de esa edad.

El objetivo del plan de Médula Ósea, que se ha ampliado hasta el año 2022, es alcanzar los 400.000 donantes, una vez superados los 200.000 dos años antes de lo fijado gracias a la puesta en marcha del plan en 2013 y a la campaña que hizo el joven Pablo Herráiz en 2016 antes de fallecer de leucemia.

A los mayores de 40 años que quieran ser donantes, Sánchez Miret les invita a ser donantes de sangre, plateas o glóbulos rojos porque permite obtener medicamentos que "salvan muchas vidas", hasta 25.000 ha apunta, frente a las 5.000 de los trasplantes y las 4.000 de médula.