En la madrugada del 10 de diciembre del año pasado varios miembros del destacamento de la Guardia Civil de Tráfico acudieron a la A-68, en Casetas, para auxiliar a los ocupantes de un turismo que habían sufrido un accidente. La zona estaba balizada y hasta tenía elementos luminosos que alertaban de la incidencia en la zona, pero otro conductor que circulaba por la zona no lo vio por ir bajo los efectos del alcohol y estuvo a punto de arrollar a una de las patrullas. Este conductor, Fernando Corbinos, reconoció ayer los hechos y aceptó como condena la pérdida del carnet durante un año y un día, así como realizar beneficios en favor de la comunidad durante cinco meses.

El encausado, que ayer se sentó en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 1 de Zaragoza, circulaba en el momento en el que tuvo el siniestro con 2,41 gramos de alcohol por litro en sangre. Es decir, quintuplicaba la tasa de etilometría autorizada.

Los agentes que estuvieron a punto de ser atropellados, defendidos por el abogado Mariano Montesinos, tuvieron que saltar la mediana para evitar la tragedia. A pesar de ello, sufrieron traumatismos, un esguince y un edema óseo.