Parece un castillo inexpugnable, pero es una iglesia románica. A los pies de los Mallos de Riglos, en Murillo de Gállego, el templo dedicado a San Salvador llama la atención desde la lejanía, compitiendo con sus robustas formas con el macizo rocoso sobre el que se eleva. Su silueta evoca los tiempos de la Reconquista, en los que la cruz y la espada convivían en construcciónes que han quedado para la Historia.

El pueblo, perteneciente a la provincia de Zaragoza y situado entre el Prepirineo y la depresión del Ebro, junto al río Gállego, cuenta con un angosto trazado medieval, motivo por el que durante el verano se convierte en uno de los referentes turísticos de la comarca de la Hoya de Huesca. Contribuyen a este hecho las viviendas de sólida piedra y su irregular entramado de calles, perfectamente adaptado a la angosta morfología del terreno.

La iglesia parroquial deslumbra por su ábside, aunque su bóveda se asemeja más al estilo gótico. Según se destaca en la guía Arte en la Provincia de Zaragoza de la Diputación Provincial (DPZ), es uno de los edificios románicos más destacados del norte de Aragón. Vista desde el exterior, sus tres potentes ábsides, le otorgan un aspecto defensivo que sorprende. La obra, que se consagró en el año 1110, se terminó bastantes años más tarde. Fue construida en la época de Pedro I de Aragón, cuando esta zona era el mítico Reino de los Mallos, fuente de historias y leyendas que perviven hasta nuestros días. La construcción ha sido catalogada como Bien de Interés Cultural. Según apuntan desde el servicio de cultura de la DPZ, los potentes ábsides son similares a los del castillo de Loarre o los de San Esteban de Sos del Rey Católico.

Conjunto monumental

La visita en los meses invernales se tiene que hacer por libre. Es durante el verano cuando la comarca y la DPZ facilitan la contratación de guías turísticos para conocer el patrimonio, tanto de San Salvador como de la ermita de la virgen de La Liena, en la parte alta del pueblo, que aunque menos espectacular en su aspecto exterior, rivaliza con la iglesia parroquial en su valor artístico.

Según destacan en el Ayuntamiento de Murillo, la actual ermita fue la primera iglesia del municipio y se levantó en el lugar en el que estuvo el castillo, como era usual en la Edad Media. El edificio es del siglo X, aunque de esta época solo conserva el muro de la cabecera, donde se aloja una ventanita geminada con dos arcos de herradura tallados en un único sillar.

En una cueva

La nave cuenta con cuatro tramos separados por arcos diafragma apuntados que soportan una techumbre de madera. En el interior se veneraba a la Virgen de la Liena, talla románica que en la actualidad se conserva en la iglesia parroquial. Tras el retablo mayor barroco (ahora situado en un muro lateral) se encontró un amplio ciclo de pinturas góticas, probablemente del siglo XIII, en (relativo) buen estado de conservación.

Otro de los atractivos históricos y artísticos de Murillo de Gállego son las numerosas sepulturas antropomorfas excavadas en la roca, popularmente atribuidas a la época de los Reyes Católicos, que se encuentran en los alrededores del templo y que estaban cubiertas con lajas de piedra. Además, bajo la peña se encuentra la cueva donde, según la tradición, se encontró la imagen de la Virgen de la Liena, una aparición que todavía alimenta las leyendas que narran los más mayores de la localidad.

Pero aquí no acaban los atractivos para el visitante de esta zona al norte de la provincia de Zaragoza. Muy cerca, en la pedanía de Concilio, también perteneciente al municipio de Murillo de Gállego, se puede descubrir la iglesia de la Virgen de Concilio, también de estilo románico.