—¿Qué tal los primeros meses en el cargo?

—Bueno, bien. Fue muy rápido todo y este departamento tiene muchísima actividad, pero bien.

—¿Le hubiera gustado que Sebastián Celaya terminara la legislatura?</b>

—Por supuesto que sí, vivía más tranquila de secretaria general. Aunque, por otra parte, es apasionante tener la oportunidad de gestionar la sanidad. No da excesivas alegrías, porque siempre hay insatisfacciones en esa demanda infinita del ciudadano, pero es apasionante trabajar por lo que es un derecho fundamental para las personas.

—¿Hubo tensiones con algún compañero tras su llegada al cargo? ¿Fue un relevo tranquilo?

—Se dicen muchas cosas… Lo que sí es cierto es que fue una noticia inesperada y tensiones no hubo. Celaya iba diciendo que se quería ir, que se jubilaría y tal, pero reconozco que no terminaba de creérmelo. Creo que lo que le pasó a él es que tuvo que hacer mucho esfuerzo para revertir la sanidad que dejó el PP y lo hizo muy bien. Después, se encontró con una Administración lenta, pesada, con sistemas de control que en muchos casos llevan a impedir hacer proyectos que se quieren hacer y eso le generó a Celaya cansancio.

—¿Los cambios en algunas dirección fueron decisiones propias o motivadas por su llegada?

—García Encabo se sentía comprometido con Celaya y con su proyecto, por lo que decidió irse con él. Y la directora del Banco de Sangre hacía meses que había comunicado que se quería marchar por motivos exclusivamente personales y se aceptó su renuncia, lo que pasa es que Celaya no había encontrado el relevo.

—Fue consejera de Ciencia, Tecnología y Universidad durante el Gobierno de Marcelino Iglesias (2008-2011). ¿Mucha diferencia con el papel que tiene ahora?

—Aquel departamento era muchísimo más amable y más fácil. Esa es la diferencia fundamental. Indudablemente vivíamos en una coalición con el PAR, ahora tenemos una pequeña con CHA, y en aquella época teníamos que hacer más concesiones. El ámbito parlamentario, además, es bastante distinto.

—¿Para mejor?

—Dejémoslo en distinto. Antes la oposición era solo el PP, porque con IU y CHA había buen entendimiento, mientras que el PAR estaba en el Gobierno. Ahora está Podemos y es entendible que se posicione por sus cosas. Hay muchos grupos de oposición y eso lleva a una actividad parlamentaria frenética y absolutamente reiterativa. Todos plantean la misma iniciativa y es poco útil por lo repetitivo de la situación.

—¿Le preocupan las elecciones de los sindicatos y una posible amenaza de huelga?

—Por supuesto que sí. Sería ilusa si no me preocuparan tanto a mí como al Gobierno. Indudablemente las presiones en el ámbito sanitario con complicadas de tratar. Para la ciudadanía, una movilización en sanidad sería muy perjudicial. Pese a todo, estoy con ánimo de poder llegar a un acuerdo en cuestiones económicas y de empleo. En otras políticas de empleo, que no tienen contenido económico, creo que habrá acuerdos importantes. Sobre las reclamaciones económicas, veremos hasta dónde llegar.

—El agujero de más de 30 millones que les supone las indemnizaciones por las jubilaciones forzosas a médicos no ponen fácil disponer de dinero.

—Estamos hablando de muchísimo dinero y es algo muy grave. Esperamos que no haya más recursos, porque entonces sería más dinero de los 32 millones estimados. La medida del PP de obligar a jubilarse a los médicos causó un trastorno en el sistema tremendo, perjudicó a los profesionales y alguno se encontró con que, de hoy para mañana, le dijeron que tenía que jubilarse. Eso llevo a una escasez de médicos que, si no se hubieran jubilado por esa medida, estaría paliada. Con 32 millones podemos hacer muchas cosas...

—¿Y de dónde van a salir esos 32 millones?

—Evidentemente no caerán de los árboles. No se sabe, pero suponen un gasto extrapresupuestario y que hay articular e ir rebañando de distintos sitios para satisfacer esa cantidad.

—¿Se dejará de hacer algún proyecto sanitario por culpa de esa indemnización?

—No expresamente, pero sí indirectamente. Pero claro, se trata de una cantidad tan elevada que evidentemente repercute en los presupuestos.

—En los meses que quedan de legislatura, ¿atajarán de algún modo las listas de espera?

—Listas de espera habrá siempre, son estructurales. No son un número en la fila del puesto del mercado, sino que hay unos factores, prioridades y necesidades por especialidades que deben conjugar para ir abordando los casos. Si algo hizo Celaya fue adoptar medidas y el descenso ha sido notable. En el 2014, con el PP, había más de 7.000 pacientes con una espera de más de seis meses. Ahora, además de una comisión de seguimiento, si en algo nos movemos es en transparencia absoluta con los datos, algo que ellos no hicieron. Si pasara alguna anomalía por la que se incrementaran las listas, actuaríamos.

—¿Tienen algún plan para evitar la saturación de las Urgencias este invierno?

—Las medidas previstas se adoptan según se produce la saturación. Por ejemplo, se decide operar menos para tener camas disponibles para los ingresos, pero esto repercute en las listas de espera. Es un tema de tremenda complejidad. Ya se ha actuado con derivaciones al San Juan de Dios, que ya recibe también del Royo, o el apoyo entre hospitales para situaciones puntuales.

—Teníamos previstas unas obras, pero las vamos a tener que dejar para el próximo verano porque actuar ahora en esa zona es inasumible en estas fechas. Estamos viendo cómo actuar más con derivaciones a San Juan de Dios y otros centros, con los que estamos hablando. También a ver si es posible hacer una reforma en el Grande Covián para trasladar allí la rehabilitación del Royo.

—¿El hospital de Teruel se va a hacer?

—Por supuesto, no hay ningún motivo para que no vaya bien. Se están adjudicando los lotes y los que quedaron desiertos se están negociando mediante un procedimiento sin publicidad, pero no retrasan el inicio de las obras. Esperamos tenerlo adjudicado a final de año. Es el primer hospital hecho bajo la Ley de Contratos, que afecta muchísimo. Aún así, los nueve lotes y los pliegos no han tenido ni un solo recurso ante el Tribunal de Contratos.

—¿No cree que la radioterapia debería estar también en Huesca y en Teruel?

—Celaya se cansó de decir que cuando el hospital de Teruel estuviera terminado, allí se pondría la mejor tecnología.

—¿Y mientras tanto?

—Acabamos de firmar un convenio con los taxis, que mejora los tiempos con los traslados más rápidos. También hemos hecho una inversión importante en tecnología para adquirir el mejor material.

—De todos los proyectos y retos que quedan, ¿cuál le haría más ilusión conseguir como consejera?

—La verdad es que Celaya dejó los proyectos muy encarrilados y me gustaría seguir por la misma línea con la salud mental, los crónicos, el plan de salud... Estaría muy satisfecha si avanzarán de forma positiva, sería un buen final de legislatura. También que no pase nada con los hospitales de Teruel y Alcañiz. Me gustaría además alcanzar un acuerdo con los sindicatos.