Antonio Fando, el hombre que gestionara las aguas de La Muela y que se sienta en el banquillo de la Audiencia de Zaragoza por supuestas irregularidades en el marco de la operación Molinos, reconoció ayer que la empresa en la que trabajaba, NTA, confeccionó ocho facturas de unas obras hidráulicas que no se habían ejecutado.

Ante los magistrados encargados de juzgar la repetición de la vista oral del caso La Muela, Fandos recordó que un día fue llamado al despacho de la exalcaldesa Mariví Pinlla y que esta le dijo que había una serie de obras que iban a hacerse, pero que no iba a dar tiempo en ese año (2007) y que, para no perder la subvención de 700.000 euros, confeccionaran las facturas.

«Yo no hice esas facturas, sí hice la memoria que iba a adjuntar el consistorio junto a las mismas y que se iban a presentar ante el Gobierno de Aragón», recalcó Fando, quien quiso destacar que él, aunque tenía participaciones en NTA, era un mero trabajador de la empresa y que rendía cuentas a un superior y a un responsable financiero. A este último responsabilizó como autor de un documento que apareció en un portátil intervenido por la Policía Nacional y que tenía el nombre de «facturas falsas». Fando aseguró que no eran ficticias, sino que iban a hacerse pero que era necesario el dinero y desde el ayuntamiento les dijeron la fórmula. Este empresario llegó a ser condenado a 10 años de prisión por estos hechos, si bien el Supremo anuló el fallo y pidió que volviera a ser juzgado junto a ocho personas más, entre ellas Pinilla.

La ronda de interrogatorios de acusados finalizó con el exconcejal de Aguas, Fernando Miguel Barba, quien insistió en que en ningún momento otorgó a dedo a NTA el contrato de aguas del municipio zaragozano. «Fui a mi primera mesa de contratación, había tres empresas, se retiraron dos y quedó NTA», señaló, mientras aseguró que toda factura que firmó venía avalada por el arquitecto municipal. El miércoles continuará la vista.