En el grupo de calles Severino Aznar, en Delicias, a nadie parece preocuparle demasiado la nomenclatura de las vías. La mayoría de los vecinos asegura desconocer tanto la figura del colaborador franquista como la de la mujer que le sustituirá en los carteles, Zoe Rosinach, la primera doctora en Farmacia de España, y alguno apunta a las posibles confusiones que originará el cambio. En cualquier caso, esta farmacéutica, pionera en su campo y residente en Zaragoza desde 1936 hasta 1973, año de su muerte, obtendrá ahora un reconocimiento en la capital aragonesa que ya hace tiempo que ostenta en Lérida, su ciudad natal y en donde da nombre a una plaza, y en Albalate del Arzobispo, pueblo en el que residió cuatro años y en el que todavía es recordada con cariño. «Se merece una calle, claro que sí. Era muy buena farmacéutica y también muy buena persona ». En la farmacia de Hernán Cortés, el último establecimiento que regentó, sus sucesoras, que aún siguen en contacto con los familiares de Rosinach, todas las palabras son de alabanza.

Su nuera, Teresa Fuentes, afirma que, ante todo, era una mujer «muy dedicada a su ciencia », además de «bondadosa y eficiente». Algo no tan fácil en los años 20, cuando había mujeres que estudiaban en la universidad pero muy pocas que optasen por profundizar en la investigación. Rosinach inició una ambiciosa carrera en Barcelona que continuó en Madrid, interesándose especialmente por la microbiología y la epidemiología. Según cuenta su nuera, fue el amor el que la llevó a dejar la capital y trasladarse en 1921 a Aragón con su marido, el médico Pedro Baringo Alcolea, que ejercía en Albalate del Arzobispo y que hoy cuenta con una calle dedicada a su nombre en el municipio. Se colegió unos años más tarde en el Colegio de Farmacéuticos de la provincia de Teruel y en 1932 abrió su farmacia en el pueblo. Por motivos familiares, en 1936 se trasladó a Zaragoza, donde consiguió colegiarse en 1938 y poner en marcha su establecimiento en Cortes de Aragón, antes de trasladarse a Hernán Cortés.

«Fue una pionera, y es una pena que este reconocimiento llegue tras su muerte», lamenta Ramón Jordán, secretario general del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza. La prensa farmacéutica de Madrid tampoco se hizo el eco que merecía la noticia de la primera doctora en Farmacia del país. En cambio, el Boletín del Colegio Oficial de Farmacéuticos de la provincia de Lérida sí felicitó a Rosinach con una noticia con su fotografía, igual que otras publicaciones, como la revista Blanco y Negro. Ahora, la ciudad en la que residió durante la segunda mitad de su vida reconocerá el trabajo y la contribución de una mujer que apostó por la ciencia en un momento en el que eran muy pocas las que lo hacían.

Grupo de calles Zoe Rosinach

1894-1973. Zoe Rosinach Pedrol empezó sus estudios de Farmacia en Barcelona. En 1920, ya en Madrid, se convirtió en la primera doctora de su especialidad en España. De 1921 a 1936 vivió con su marido en Albalate del Arzobispo, donde abrió una farmacia. A partir de entonces trabajó en dos establecimientos en Zaragoza hasta su muerte.

Hoy se llama: grupo Severino Aznar

Severino Aznar fue un rápido colaborador de Franco. Ofreció sus servicios al general Mola tras el alzamiento de 1936 y, al año siguiente, fue nombrado presidente de una comisión encargada de diseñar las líneas maestras de la política sindical del nuevo Estado. En el primer gobierno franquista fue director general de Previsión.