Medio minuto es lo que tarda el robot de la Farmacia Morte en dispensar un artículo y lanzarlo al mostrador. Esta botica fue pionera en Aragón en la instalación de un sistema robótico, que lleva funcionando 10 años. Cuenta con dos brazos que operan de manera independiente. Seleccionan el medicamento y lo depositan en una cinta que finalmente lo hace llegar a la salida del mostrador demandante.

"Nos ahorra mucho trabajo y nos facilita el día a día", cuenta Elena Brosed, responsable de la Farmacia Morte. En el medio rural, donde inició su carrera, la tendencia es que el paciente vaya a la farmacia para adquirir un medicamento con receta. Mientras que farmacias, como la que ahora encabeza, se orientan al gran consumo. "Los usuarios han cambiado, antes venían los enfermos y ahora vienen también los sanos", explica Brosed. "Hay pacientes y clientes" apunta con precisión.

La céntrica ubicación del local, en la confluencia del paseo Sagasta con el de Las Damas, la hace una "farmacia de paso". Este emplazamiento aventaja la venta de productos cosméticos y de parafarmacia. Toda una vitrina está dedicada al cuidado del cuerpo. El target, deportistas o personas que quieren perder peso. "Una dietista viene regularmente para asesorar en materia de nutrición", detalla Brosed. También hay dos personas encargadas de diseñar plantillas para corredores. Brosed gestiona, además, el blog de la farmacia, que trata temas relacionados con la salud.