Villanueva de Gállego y su entorno vive estos días una espectacular plaga de langosta mediterránea, la segunda en tan sólo un mes. Aunque la zona de Monegros y los secanos cercanos a Zaragoza están considerados como áreas endémicas de este insecto invasor, muy temido por los agricultores, este año se han producido unas circunstancias particulares que han agravado la temporada de fumigación, que ya debería de haber terminado. Estos últimos días, algunas desbandadas se han movilizado hacia la carretera de Huesca e incluso han entrado en Zaragoza.

La población de Villanueva de Gállego viene observando desde el domingo la nubes de insectos, pero desde el Gobierno aragonés se asegura que la situación está controlada. Ayer se produjo el primer tratamiento aéreo contra la plaga y volverá a repetirse hoy y las veces que sea necesario, según el director general de Tecnología Agraria, José Luis Alonso.

EN EL CAMPO DE TIRO "Estos parásitos se crían en el campo de tiro de San Gregorio, por lo que todos los años realizamos un seguimiento sobre su desarrollo vital y practicamos un tratamiento fitosanitario de control antes de que el insecto produzca daños en los cultivos", añade Alonso.

Sin embargo, esta campaña está siendo un tanto especial debido a las condiciones climatológicas propicias para el parásito, el calor de las últimas semanas y las abundantes lluvias que cayeron en invierno y primavera y que han hecho que las plantas crezcan más que otros años, "por lo que es más difícil aplicar con eficacia los tratamientos".

Pero, además, se ha producido un nacimiento escalonado del insecto. "La plaga actual es la de una segunda generación de langostas criadas en San Gregorio. Por lo general, su nacimiento se produce a primeros de mayo, por lo que a finales de abril comenzamos todos los años con los tratamientos. Pero se ha producido un segundo nacimiento, que es el que puede verse ahora en los campos". Una avioneta y dos vehículos ligeros trabajan en las tareas de exterminación tanto dentro como fuera del campo de tiro.

Los agricultores acudieron ayer a sus campos a comprobar los daños producidos por la langosta. Uno de ellos, Anselmo, se sorprendía de que su huerta permaneciera intacta a pesar de la cantidad de parásitos que la sobrevolaban. Mientras, en el pueblo, debatían en corrillo sobre si la plaga de este año era mayor que la "impresionante" de hace dos años. Y en la gasolinera, confirmaban a todos los automovilistas curiosos que la situación era ya endémica en el lugar y que "cada año, esto va a más".

José Manuel Garisa, alcalde de Villanueva de Gállego, aseguró ayer que por su parte él ya había dado el aviso al departamento de Agricultura de la DGA sobre los primeros avistamientos de insectos y que eran los técnicos quienes desde entonces estaban trabajando para solucionar el problema.

"La langosta mediterránea se caracteriza por que mientras las hembras permanecen en el lugar de nacimiento, son, por lo general, los machos los que vuelan en busca del alimento para, después, regresar al nido . De ahí que la avioneta espere a ese regreso para sulfatar en el campo de San Gregorio", explica el director general. En cuanto a su alimentación, arrasan campos enteros de maíz, huertas y cultivos de secano al comer desde las hojas a los tallos, de ahí el daño a la agricultura. "Este año se han observado langostas en zonas con vegetación, cuando lo normal es verlas en eriales", dice.

La explicación que los propios vecinos dan a este problema, ya habitual en la época, es la falta de labranza del suelo del campo de tiro: "El arado de la tierra tapa la superficie en donde se han puesto los huevos. Y si no es así, se criarán y, si encima el clima es favorable, pues más insectos nacerán. Y así todos los años. La solución pasa por trabajar esa tierra".