La Navidad va a ser muy diferente este año por muchos motivos. Sin poder reunirse con toda la familia, limitando las veladas navideñas al núcleo habitacional; con restricciones para ver y saludar a Papá Noel y a los Reyes Magos, y sin poder, en el caso de las empresas, celebrar las tradicionales cenas de negocios los dos últimos meses del año para felicitar el trabajo y el esfuerzo de todo un curso económico. A priori, los negocios dedicados al mundo del catering iban a salir perjudicados, pero algunos han sabido reinventarse. O por lo menos, la compañía zaragozana Doña Col.

La fundadora y gerente del grupo, Marta Ribot, señalaba que su grupo trabaja mucho con las empresas y que este año perdieron todo lo que tenían programado para 2020 la semana del 12 de marzo. Asimismo, Ribot indicaba que «el trabajo durante el confinamiento fue durísimo porque fallaban los proveedores o la policía paraba a los repartidores». Pero como bien explica la fundadora de Doña Col, resolvieron la papeleta «mejor que nadie». «Empezamos a trabajar los desayunos a domicilios, de hecho el día de la madre llevamos 500 menús a las casas, y ahora también hemos introducido vermuts y tienda online», apostillaba Ribot.

Las cenas de empresa, punto fuerte de esta empresa de catering, se han esfumado este año de forma presencial, pero Doña Col ha querido seguir dando la oportunidad a las compañías de celebrar la Navidad de forma diferente: «A cambio de las cenas de empresa se llevan picoteos para grupos reducidos de unas seis personas o box individuales si exceden este número. Todo productos artesanos». De hecho, ayer Doña Col hizo entrega de 40 box de comida para que la empresa Ebroacero pudiera celebrar la época navideña con sus trabajadores.

Por otro lado, este grupo aragonés también ha lanzado en su página web ofertas de menús navideños a domicilio para estos días, por si las ganas de cocinar desaparecen o si se prefiere apostar por una comida fuera de lo cotidiano.

Las empresas de catering se buscan sus habichuelas para no dejar de perder una época importante del año, pero las propias compañías también buscan alternativas para que sus trabajadores puedan disfrutar de una cita en estas fechas marcadas en rojo en el calendario. El grupo Cabrero e Hijos, propietario de los supermercados Altoaragón, decidió repartir cheques regalo o bonos a sus empleados para que pudieran cenar o comer, en familia y en cualquier restaurante de la provincia oscense, y así también ayudar a uno de los sectores más afectados por la crisis como ha sido el hostelero.

Agustín Cabrero, adjunto a la dirección de la empresa aragonesa manifestaba que habitualmente siempre buscaban lugares amplios para poder dar cobijo a todos sus empleados (una plantilla de entre 360 y 380 personas) y celebrar una velada que, de hecho, «ya habría sido el fin de semana pasado». «Por cuestiones de sanidad no iba a poder ser este año y estuvimos dándole vueltas a la cabeza», recalcaba Cabrero. Por eso decidieron, desde la dirección del grupo, que una manera de ayudar a «una línea de negocio nuestra como es la hostelería, era en lugar de dejar de hacer la cena elaborar unos cheques para que se pudieran cambiar en los restaurantes, y que nuestros trabajadores pudieran gastarlos en el sitio en el que más les gustara», enfatizaba este directivo de la empresa.

Como no podía ser de otra manera, la iniciativa fue bien recibida por sus trabajadores: «La verdad es que lo agradecieron mucho porque es una manera de no dejar de celebrar algo que es tradicional en nuestra empresa. Y por lo menos, también se les agradece el trabajo y el esfuerzo que han hecho en este año tan difícil», recalcaba el propio Cabrero.

La empresa española de delivery, Glovo, también ha puesto en marcha una iniciativa para que las empresas puedan celebrar de forma telemática sus tradicionales cenas.