Una barrera eléctrica en la ribera del río a la altura de Amposta, trabajos subacuáticos en la cuenca para detectar posibles ejemplares y tránsito restringido a la navegación fluvial. Son algunas de las medidas que despliega la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) en el tramo bajo del río que es de su competencia, entre Flix y Tortosa, en un cerco para intentar evitar que el caracol manzana que ha colonizado el delta del Ebro en su mitad izquierda remonte el curso fluvial hacia arriba, más allá de Amposta.

Hasta ahora, la plaga, que llegó a la zona hace cinco años, ha superado muy puntualmente ese límite, que marca la entrada del río en el delta. El año pasado, sin embargo, se detectó al menos una colonia varios kilómetros más arriba, en el paso del río por el término municipal de Tortosa. Un equipo de técnicos, con piraguas y practicando inmersiones subacuáticas, ha realizado en los últimos días una campaña de prospecciones para descartar que ese u otro foco persista. "No se han detectado por el momento", señalaron ayer fuentes de la confederación. Pretenden evitar que, de remontar, pudiera expandirse la plaga a través de acequias y canales.

20.000 EUROS DE COSTE Como medida preventiva, se instalará en breve una barrera eléctrica de 12 voltios de potencia, con un coste estimado de 20.000 euros, cuya función es repeler los ejemplares que pretendan continuar el avance que han ido consiguiendo en los últimos años. Además, la confederación ha decidido, "como medida preventiva, imponer restricciones a la navegación, limitando el tránsito de las embarcaciones que navegan entre Flix y Tortosa", anunció en esta última población Xavier de Pedro, presidente de la CHE.

Así, estas embarcaciones no podrán desplazarse a otra masa de agua, quedando confinadas a ese tramo, salvo que acrediten su desinfección y soliciten una nueva declaración responsable ante este organismo. También las embarcaciones que navegan por los pantanos de Mequinenza y Riba-roja deben cumplir la medida.