El comité de empresa y las secciones sindicales de Alumalsa han decidido convocar una huelga indefinida contra los 230 despidos planteados por la compañía en un expediente de regulación de empleo (ere). La decisión fue ratificada este sábado por la mañana en una asamblea de trabajadores celebrada al aire libre en el anfiteatro del parque Delicias de Zaragoza. Por la tarde, más de un millar de personas se sumaron a la manifestación que recorrió el centro de la ciudad para denunciar el conflicto laboral que vive la fábrica, que con este ajuste podría perder el 40% de los 563 empleos que tiene actualmente.

El paro se prevé iniciar a finales de la próxima semana, previsiblemente el jueves, pero la fecha concreta está pendiente de recibir la pertinente autorización de la Delegación del Gobierno en Aragón. Esta medida de protesta podría comprometer la actividad de la empresa, perteneciente a la multinacional canadiense Linamar, teniendo en cuenta los precedentes que ha sufrido. En el 2015, su producción se vio tocada tras diez días de huelga por el bloqueo del convenio, lo que puso en riesgo el suministro de piezas a algunos fabricantes del automóvil.

PREJUBILACIONES Y ERTE EN LUGAR DE ERE

Los sindicatos de la fundición de aluminio consideran necesario endurecer las acciones de protesta ante la falta de avances en la negociación del ere, que ha alcanzado ya su ecuador sin que se vislumbre por ahora la posibilidad de alcanzar un acuerdo debido alejadas posiciones que mantienen el comité y la dirección. «Existe una enorme preocupación y nerviosismo en la plantilla porque esto no avanza», señalaron.

Ambas partes volverán a reunirse mañana. Tras la propuesta lanzada por la empresa la semana pasada, que contempla indemnizaciones por despido de 24 días por año trabajado (solo cuatro días por encima del mínimo legal), ahora será la representación de los trabajadores la que exponga sus demandas.

Según avanzaron desde el comité, su oferta hará hincapié en la aplicación de prejubilaciones para los mayores de 55 años --en torno a 70 personas podrían acogerse a estas-- y la conversión del expediente de extinción en uno de suspensión, lo que pasaría por prorrogar tres meses más el actual erte de coronavirus que ahora se lleva a cabo en la planta. De esta manera, rechazan de momento entrar a negociar la cuestión de las indemnizaciones y exigen a la compañía que, como mínimo, rebaje el número de despidos.

«Es lo que vamos a pelear. Queremos que sea una negociación justa. La empresa está exagerando los despidos y encima ofrece una propuesta de indemnización ridícula», sostienen desde el comité. A su juicio, la pérdida de producción que aduce Alumalsa para hacer el ajuste de plantilla «no se corresponde con 230 despidos».

MOVILIZAICÓN EN LAS CALLES DE ZARAGOZA

La capacidad de movilización de los sindicatos de la planta quedó patente en la manifestación celebrada este sábado por la tarde en Zaragoza, que fue nutrida y contó con la participación de representantes de Podemos, CHA e IU. Bajo el lema 'Alumalsa en lucha. Por el mantenimiento del empleo. Eres no', la marcha partió sobre las siete de la tarde de la plaza de San Miguel y finalizó en la plaza del Pilar, donde se leyó un comunicado.

Previamente, Podemos mantuvo un encuentro con trabajadoras de la empresa para visibilizar que son las mujeres uno de los colectivo más afectados por el ere. De las 25 que están a pie de fábrica, 22 están en la lista de despidos por formar parte del personal con menos antigüedad, ya que este el criterio principal fijado por la compañía para designar a los afectados. De esta manera, si nada lo remedia se irán al paro todos los empleados que entraron a trabajar a partir del 2010.

«Nos costó mucho integrarnos en la fábrica. Hace más de diez años no había ninguna mujer. Ahora que habíamos logrado tener un círculo de igualdad, nos vamos casi todas a la calle», Vicky Portillo, una de las empleadas de Alumalsa. «La empresa debe negociar con buena voluntad, no como hasta ahora, y ofrecer soluciones para que esto no ocurra como prejubilaciones y bajas voluntarias», apuntó Rebeca Martín, que lleva una década en la planta y forma también parte del comité.