Pronto dejarán de rodar los coches por la plaza Santa Engracia de Zaragoza porque está previsto que en otoño comiencen los trabajos de peatonalización. Febrero y marzo son los meses que se han fijado en el calendario para terminar unos trabajos que costarán 700.000 y que convertirán a este céntrico lugar en un espacio más social, verde y sostenible y que además albergará el homenaje a las víctimas del coronavirus, convirtiéndose así en uno de los puntos más emblemáticos de la ciudad.

Este proyecto, que adelantó EL PERIÓDICO, es solo el principio porque el Gobierno de Jorge Azcón también va a reformar la plaza Salamero, donde se creará la primera supermanzana de la capital aragonesa, y hará peatonal la de San Miguel, su próximo objetivo. Un triple propósito con el que pretende crear espacios más amables en el corazón de la ciudad.

El proyecto de Santa Engracia se ha diseñado con tres ideas clave: realzar el valor patrimonial de la iglesia que le da nombre, que sea sostenible y que se convierta en un espacio accesible. Lo más novedoso es que los peatones recuperarán los 2.600 metros cuadrados de superficie aunque sí que se mantendrá la circulación por las calles Don Hernando de Aragón y Tomás Castellano para acceder a Joaquín Costa. En este último caso, tendrán que pasar por delante del templo.

OPORTUNIDAD / Según el alcalde, este proyecto está avalado por los vecinos ya que fue uno de los más votados en los presupuestos participativos --que suspendió al llegar al Gobierno-- y que no se realizó por falta de presupuesto. Ahora ha llegado el momento de reformarla.

Para crear un ambiente que invite a disfrutar de este espacio se eliminarán todos aquellos elementos sobrantes, como requirió el pasado mes de abril la Comisión de Patrimonio del Gobierno de Aragón. Así, una vez que terminen los trabajos no quedará ni rastro de la cabina de teléfono en desuso, de las zonas de carga y descarga, de la estación Bizi Zaragoza y los aparcamientos de bicis, de las farolas o la cartelería, ni de «todo aquello que rompe visualmente con el elemento arquitectónico de la plaza», declaró en referencia a la iglesia de Santa Engracia, «una joya de primer orden, el primer monumento catalogado en Aragón por lo que la reforma se ha hecho pensando en reforzar su fachada», añadió. Tampoco se mantendrá el busto de Joaquín Costa, que se reubicará más cerca de la plaza de los Sitios, aunque todavía no se ha decidido dónde, como tampoco dónde se creará una zona de carga y descarga.

El proyecto, que primero tiene que ser avalado por Patrimonio, va más allá e incluye la renovación de la red de tuberías y saneamiento y del alumbrado. «Después de la peatonalización de la calle Alfonso que hizo José Atarés esta va a ser la más importante», aseguró Azcón, que criticó que en el salón de plenos se ha hablado en reiteradas ocasiones sobre peatonalización pero sin impulsar proyectos.

Tras la reforma, la plaza no se convertirá en un espacio de cemento con un monumento a las víctimas del covid junto al edificio de Correos, porque las zonas ajardinadas y el arbolado también tendrán más protagonismo, dando continuidad al eje verde entre la plaza de los Sitios y el paseo Independencia.

No solo se «salvarán todos los árboles que se pueda», matizó Azcón, sino que se plantarán más para embellecerla y ofrecer una sensación de frescura.

El responsable de la reforma, el ingeniero del área de Infraestructuras Jesús Jiménez, explicó que ha trabajado en un diseño que «respete la historia cultural y natural de Zaragoza» y para ello ha optado por «deconstruir el espacio y generar emociones». Es decir, para acabar con las superficies inertes e inutilizadas que actualmente tiene la plaza y lograr «que surja la vida», o que la gente la utilice como lugar de encuentro social.

Con formas irregulares y superficies diversas, Jiménez explicó que quieren «sorprender» tanto a los zaragozanos como a los turistas que se acerquen hasta este lugar. La pavimentación, por cierto, se realizará con un sistema de drenaje urbano sostenible para favorecer la permeabilidad y respiración del suelo mejorando la oxigenación y el aporte que necesitan las raíces del arbolado.

Pero también quiere invitar a «la reflexión», con una plaza donde las zonas verdes adquieren más protagonismo y recuerdan a tiempos pasados, dado que este lugar en su día fue una huerta. Además de «emocionar» creando un lugar espacial para el ciudadano. Tres experiencias que cumplen con los objetivos de sostenibilidad marcados por Europa y bajo el convencimiento de que «las ciudades tienen que avanzar para ser más sostenibles».

En definitiva, como resumió la vicealcaldesa, Sara Fernández, se va a crear una plaza innovadora que «revitalizará todo el área comercial», incluidos los sectores hoteleros y hosteleros.