Hay un tipo de pobreza que el Estado no reconoce: la farmacéutica. La padecen aquellas personas que deben decidir entre comer o medicarse por la falta de posibles económicos. En Aragón, según el último barómetro sanitario del 2018, son más de 43.000 personas. Es decir, el 3,3% de la población aragonesa. Sin embargo, desde la oenegé Banco Farmacéutico alertan de que la cifra «es superior» en la comunidad, teniendo en cuenta los datos nacionales, y apuntan a «más de un 4%» de los residentes. «Es una pobreza vergonzante, dramática, donde las personas tienen una dificultad real para medicarse debido a que no pueden comprar los fármacos. Dejan de adquirir medicamentos para comer», explica a este diario Jordi Bosch, director de Banco Farmacéutico.

Son personas directamente afectadas por el decreto del copago en farmacia, aprobado por el PP en el 2012. «Son también los llamados nuevos pobres», añade. Se trata de aquellos ciudadanos que padecen enfermedades crónicas y cuya situación económica «ha ido a menos» por la crisis, tras años de bonanza. «No hablamos de gente que no puede comprar un agua oxigenada, sino recursos para su calidad de vida, para su supervivencia», añade.

Esta oenegé, que de momento ha llegado a Zaragoza pero quiere extenderse por todo Aragón, creó hace un año el Observatorio de la Pobreza Farmaceutica (OPF). Con él pretenden «hacer una radiografía de la situación nacional» para determinar sus consecuencias económicas y sociales, visibilizar esta problemática y conseguir cambios legislativos que permitan erradicarla.

OBSERVATORIO

«Será entonces cuando tendremos datos más concretos y perfiles en Aragón. Estamos colaborando con entidades como Cáritas o Cruz Roja. De todo también saldrán líneas de investigación», dice.

Los afectados por la pobreza farmacéutica, según Bosch, tienen en algunos casos un cierto patrimonio que en ningún caso se corresponde con su capacidad adquisitiva. «Eran personas de clase media, con una vida mínimamente organizada, pero que, por ejemplo, tenían una empresa y se arruinaron».

Por su parte, con el copago farmacéutico las personas cuya renta era inferior a los 18.000 euros pasaron a pagar el 40% del precio de los medicamentos, pero hay gente que no puede hacer frente a esta cifra. Hay administraciones públicas que subvencionan al Banco Farmacéutico, pero esto no quiere decir que la reconozcan. «Si así fuera, destinarían una partida directamente a hacer frente a ella», apunta Bosch. «Está cronificada y hay casos donde no se dice porque da vergüenza», precisó.

De momento, Bosch asegura que se sienten «contentos» de su trabajo, pero también espera que los cambios políticos nacionales, autonómicos y municipales «permitan mantener una buena relación para buscar fondos, gobierne quien gobierne», apuntó.