El primer proyecto de crowdfunding -recogida de fondos procedentes de aportacionesSEnD desarrollado por la Universidad de Zaragoza se envuelve en un éxito mayúsculo. La búsqueda de fondos para demostrar que un fármaco contra el cáncer puede ser eficaz también para enfermos de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) ha reunido en apenas cinco días 9.000 euros, la cantidad que los investigadores y el campus pretendían recolectar en tres meses. «Estamos encantados, aunque queremos que vaya todavía mejor y vamos a por esos 25.000 euros considerados el importe óptimo, pero no el máximo», presume orgullosa Rosario Osta, profesora titular de Genética del grupo Lagenbio e investigadora responsable del proyecto A mojarse por la ELA: buscando su tratamiento, el primer proyecto de crowdfunding que la institución ha lanzado en Precipita, la plataforma pública para promover la financiación colectiva de la ciencia, desarrollada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt).

«Sabía que íbamos a obtener buenos resultados, pero no tanto. Las aportaciones proceden de empresas, asociaciones y también de personas individuales que dan lo que pueden. Hay gente muy solidaria», dice Osta, que, en todo caso, subraya que su equipo de investigación ya ha demostrado que la aplicación del fármaco anticancerígeno 5-Fluororacilo (5-FU) incrementa la calidad de vida y longevidad en los modelos animales de ELA y ahora buscan su mecanismo de acción. «Este mecanismo podría estar relacionado con la neuroinflamación que, en la actualidad, se muestra como uno de los procesos etiopatogénicos que más influyen en la degeneración de esta enfermedad», explica la doctora.

Esperanza de vida

Haber superado los 9.000 euros ayudará a costear este mecanismo de acción y a incrementar el interés de las empresas farmacéuticas para la traslación del estudio a ensayos clínicos en pacientes.

«Ya hemos demostrado que los modelos animales de ELA tratados con dicho fármaco incrementan su esperanza de vida y mejoran sus parámetros motores lo que lo hace un buen candidato para la terapia de esta enfermedad. Queremos conocer cómo modifica los biomarcadores diagnósticos y pronósticos que estamos desarrollando en nuestro laboratorio con el fin de encontrar el mecanismo de acción del fármaco. Los biomarcadores que estamos desarrollando son proteínas sanguíneas relacionadas con la inmunidad y es donde hipotetizamos que dicha terapia puede estar actuando disminuyendo la neuroinflamación», explica.

Así, s se alcanzan los 25.000 euros, se podrá costear el estudio paralelo de otro fármaco de esta familia. En el caso de que se superase esa cantidad óptima se continuarán los estudios con otros medicamentos similares o combinación de los mismos que puedan tener una mayor eficacia. «Se trata de ayudar a la búsqueda de un posible tratamiento para esta enfermedad tan devastadora. A día de hoy no existe un tratamiento eficaz que permita incrementar la esperanza y calidad de vida de los afectados y el reto de nuestra iniciativa es conseguir que esta afirmación deje de ser una realidad», explica la doctora.

Pero Osta admite que no es posible determinar si la ELA se podrá curar y, en ese caso, cuándo. «Mentiría si dijera que sé si estamos cerca o no de una cura», reconoce. Porque, a pesar de los avances, «todavía queda mucho camino por recorrer» aunque la doctora enfatiza que «cada vez hay más grupos trabajando en esto y nos damos cuenta de que a la ELA hay que tratarla desde diversas perspectivas».

Devastadora

La ELA es una enfermedad neuromuscular que cursa con una degeneración selectiva de las motoneuronas de la que, en la actualidad, están diagnosticados cerca de 90 aragoneses. La consecuencia es una debilidad muscular progresiva que avanza hacia la parálisis total del enfermo viéndose afectadas también la capacidad de hablar, masticar, tragar y respirar.

Es la tercera patología neurodegenerativa más común. El ritmo de progresión de la enfermedad varía entre individuos, pero el periodo desde el comienzo de la enfermedad hasta la muerte suele durar entre 2 y 5 años, con una media de 3 años. Durante este tiempo, el enfermo desarrolla una incapacidad severa debido a la progresiva debilidad muscular. La ELA se presenta en edades comprendidas entre los 55 y 65 años y rara vez antes de los 20. Los afectados por la enfermedad acuden al especialista tras observar signos claros, como caídas, alteraciones en el habla, respiración o deglución.