El ayuntamiento adjudicó ayer a la empresa privada Las Jaras, ubicada en La Cartuja Baja, la contrata de la perrera municipal, que ganó por concurso en abril del 2003. La instalación, que tiene capacidad para 400 animales, destinará el 25% a la actividad municipal, que podría estar ya operativa a primeros del próximo mes de junio.

La Junta de Gobierno Local aprobó ayer esta concesión municipal, desbloqueada a primeros de año tras las trabas surgidas por la fuerte oposición vecinal por el lugar elegido. "La decisión viene con más de doce meses de retraso, pero demuestra que cumplimos con toda la legalidad vigente. Zaragoza necesitaba desde hace tiempo un servicio de protección animal adecuado y ahora lo va a tener", afirma Yzuel Sanz, veterinario y responsable de la residencia canina ganadora.

CALIDAD SANITARIA Las actuales instalaciones, ubicadas junto al edificio de la Facultad de Veterinaria de Miguel Servet, sufren desde hace décadas graves problemas higiénicos y de abandono, denunciados tanto por los usuarios como por asociaciones de protección animal. "Es lamentable cómo se encuentran los animales. Tan sólo el olor que desprende el lugar te echa para atrás, pero también la calidad sanitaria es muy deficitaria, por no hablar de la inseguridad y el robo de los perros peligrosos", añade Yzuel Sanz.

Sin embargo, desde que se conoció la adjudicación a Las Jaras, los vecinos presentaron una serie de alegaciones por incumplimientos legales, que han resultado ser negativas. "Se cierra un largo proceso en el que hemos recabado una amplia información tras solicitar informes a todos los respectivos departamentos", aseguró el concejal de Salud Pública Laureano Garín.

Entre otros, los vecinos recurrieron por entender que los terrenos no estaban lo suficientemente alejados del Canal Imperial, por lo que afectarían a un Bien de Interés Cultural. También por posible inseguridad y porque la futura instalación no respetaba la distancia obligatoria de las viviendas, ya que existe una urbanización levantada a escasos metros.

"Resulta paradójico que unos chalés ilegales hayan logrado prolongar en el tiempo la actividad de un centro como la actual perrera, que incumple cualquier medida. Y mientras, nosotros, que trabajamos con todos los requisitos legales, hayamos estado parados tanto tiempo. Pero hemos esperado pacientemente y éste es el resultado", concluyó Yzuel Sanz.