Los clásicos nunca mueren. Pese a haber aparecido en decenas de películas y ser protagonistas habituales de las páginas de sucesos en décadas pasadas, el timo de la estampita o el tocomocho no solo no desaparecen, sino que repuntan, con los ancianos como víctimas predilectas. La Policía lleva dos años reforzando el combate de este tipo de delincuencia en Zaragoza, pese a lo cual detectaron 30 casos en el último año, y siete en lo que va de 2014. El perjuicio para las víctimas ha sido de 140.000 y 45.000 euros, respectivamente.

Según explicó ayer el agente Daniel Ibáñez, del grupo de Delincuencia Económica de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, sus observaciones le llevaron a especializarse en estos clásicos ya en el 2012, cuando observaron que habían dejado de ser prácticas residuales para pasar a un par de casos al mes. Los timadores se han desplazado a Zaragoza, "no sabemos si como consecuencia del acoso policial en otras ciudades", explicó.

CLANES Un porcentaje mínimo de los casos se da entre extranjeros, sobre todo por parte de delincuentes cubanos y mejicanos a víctimas latinoamericanas y rumanas, según fuentes policiales. Pero la gran mayoría, "el 90%", según Ibáñez, se da entre clanes españoles, especializados en víctimas autóctonas.

"Tenemos detectados unos siete clanes, que llegan fundamentalmente del sur de Madrid y Extremadura, pero que tienen contactos o familia aquí", explicó Ibáñez. Por su vía de entrada, suelen actuar en los barrios de Delicias y La Almozara, aunque también en el centro.

El protocolo de vigilancia policial ha permitido identificar a casi todos los autores --este año, en seis de los siete casos--, pero su detención es mucho más complicada, por su movilidad. En agosto ubicaron a un timador en Zaragoza, "y cinco días más tarde tenemos constancia de que estaba en Ponferrada", ilustró el agente.

Ante estas prácticas, la Policía recuerda a las personas mayores que "nadie da duros a cuatro pesetas", y recomienda que desconfíen de los desconocidos en la calle y llamen al 091. El cuerpo también mantiene contacto con los bancos, cuyos empleados han evitado un caso este año al sospechar de un engaño por una extracción de 5.000 euros.