Llevaba tiempo pasando desapercibido. Dormía en cajeros y solares y frecuentaba las calles del Centro Histórico, donde, a pesar de ir vestido con ropa militar y no hablar ni una palabra de castellano, había logrado pasar desapercibido.

La larga fuga de W. S. S., alemán de 39 años, terminó a la una del mediodía de ayer en la confluencia de la calle Torrenueva con la plaza San Felipe, cuando fue identificado por una patrulla de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Aragón.

El germano había sido condenado en firme el año pasado por un asesinato cometido en su país en 1997. Sin embargo, logró darse a la fuga aprovechando un permiso de salida de la cárcel. Y eligió Zaragoza para ocultarse.

Sobre él pesaba una orden internacional de busca y captura emitida por Interpol. Hace unos días, la Policía recibió el soplo de que el fugitivo podría encontrarse en Zaragoza, por lo que las patrullas de Seguridad Ciudadana recibieron la orden de extremar la atención en sus rondas callejeras. Ayer fue localizado en un servicio de identificaciones.

EXTRADICIÓN La Policía lo trasladará el lunes a la Audiencia Nacional, cuyo Juzgado Central de Instrucción número 3 tramitará la orden europea de extradición por la que será entregado a las autoridades alemanas.

Este es el segundo asesino fugitivo que en los últimos años elige Zaragoza para ocultarse haciéndose pasar por indigente.

Una patrulla de la Policía Local detuvo el 4 de noviembre a John Knudsen, un danés de 44 años sospechoso del asesinato de una mujer de 52, Kristen Bay Andersen, que murió estrangulada a finales de septiembre de ese año y cuyo cadáver fue arrojado a un fiordo en Jutlandia con un lastre de plomo de 80 kilos de peso atado a los pies.

Los agentes lo detuvieron tras identificarlo después de localizarlo cuando pedía limosna en la calle Delicias.