La entidad bancaria Caja Duero fue ayer el escenario de la realidad social del momento. Doce familias se encerraron en la sucursal de la plaza Aragón de Zaragoza durante cinco horas, hasta que fueron desalojados por la Policía. En esta ocasión no acudieron para renegociar su deuda, sino para lograr que un interlocutor se comprometa a seguir la negociación de su hipoteca una vez que el banco cierre sus oficinas.

Desde la plataforma Stop Desahucios criticaron que Caja Duero es una de las entidades que "más problemas pone para negociar con las familias que no pueden hacer frente a sus hipotecas". "No cumplen el código de buenas prácticas ni firman daciones en pago", denunciaron.

A las 10.14 horas de la mañana comenzaron a llegar las primeras familias que fueron apoyadas desde la calle por miembros de la plataforma. A las 15.00 horas fueron desalojados. Guzman fue uno de los que estuvo encerrado prácticamente las cinco horas. No paga su hipoteca desde hace 19 meses. "Llevo tanto así que ya he recuperado hasta el sueño. Cuando me desahucien, pediré favores", dijo. En su caso, una sentencia judicial avaló que en su contrato había cláusulas abusivas. "Mi piso ahora está tasado en unos 220.000 euros", explicó, pero "yo no puedo pagarlo". El caso de Ibes Campo es diferente. Lleva dos años en paro, igual que su marido. Tiene apuros para pagar su hipoteca y, como añadido, es la avalista de su hermana que adeuda 140.000 euros. "Solo nos ofrecen una reestructuración de la deuda. Así alargan la situación".