Efectivos de la Brigada de Extranjería del Cuerpo Nacional de Policía detuvieron el pasado fin de semana en Zaragoza a ocho personas acusadas de obligar a mujeres a prostituirse.

La Policía los localizó y detuvo tras una investigación iniciada después de que una joven de nacionalidad eslava denunciara que estaba siendo obligada por un grupo de varones a practicar la prostitución en una carretera del entorno de la capital aragonesa. Según su versión, tenía que entregarles el dinero que obtenía por los servicios sexuales.

FUGA La mujer asegura que se decidió a presentar la denuncia tras haber logrado escapar de los presuntos proxenetas, todos ellos de nacionalidad búlgara.

Estos fueron detenidos por efectivos de la Brigada de Extranjería el pasado viernes en una operación que incluyó la práctica de varios registros domiciliarios amparados por órdenes emitidas por el Juzgado de Instrucción número 1 de Zaragoza, que se encontraba de guardia.

Los arrestados fueron puestos al día siguiente a disposición del Juzgado de Instrucción número 2, cuya magistrada ordenó la puesta en libertad de todos ellos después de haberles interrogado. La Fiscalía no solicitó la adopción de medidas preventivas contra ninguno de ellos.

Las actuaciones están declaradas secretas, mientras los policías mantienen abiertas las investigaciones, en las que la denunciante tiene la consideración de testigo protegido.

PROTECCIÓN Las fuerzas de seguridad han desmantelado en los últimos años varias presuntas tramas de proxenetismo que operaban en Zaragoza y su provincia.

En varias de esas investigaciones resultaron fundamentales las aportaciones que efectuaron algunas de las víctimas, que terminaron convirtiéndose en testigos de cargo.

No obstante, algunas de esas pesquisas terminaron después en sentencias absolutorias en los tribunales. Así ha ocurrido en un par de ocasiones en los últimos meses en la Audiencia Provincial de Zaragoza, en las que las denunciantes sostenían que los presuntos proxenetas les obligaban a vender su cuerpo bajo la amenaza de invocar sobre los efectos de la magia negra y el vudú.

Los juzgados de instrucción suelen filmar las comparecencias de los testigos protegidos en este tipo de causas para evitar la pérdida de su testimonio --en ocasiones la principal prueba de cargo-- en el caso de que decidan desaparecer.