La estatua de Bécquer, que fue arrancada de su pedestal en Trasmoz el pasado 22 de abril, apareció el lunes pasado, de forma casual, en Tudela. Pero no estaba entera. Quienes la robaron la habían troceado y solo se hallaron algunas de sus partes en el maletero de un coche que al parecer se había averiado y estaba detenido en el arcén de una carretera.

El hallazgo lo realizó la Policía Foral de Navarra. Una patrulla de este cuerpo vio el vehículo estacionado a un lado de la vía y se paró para ayudar al conductor. Pero la actitud de este enseguida despertó las sospechas de los agentes, que al ver que estaba nervioso lo identificaron, verificaron sus antecedentes y, al comprobar que tenía historial delictivo, lo detuvieron.

Y fue al registrar el coche, en el maletero, cuando aparecieron varias piezas de la estatua original de Bécquer, de la que faltaban tanto la cabeza como parte del tronco. Otra versión apunta, sin embargo, a que los miembros sueltos de la figura, que pesa unos 250 kilos y es de bronce, fueron hallados en las proximidades del coche, que se hallaba a la entrada de un polígono industrial de Tudela.

Ahora, la Policía Foral centra sus investigaciones en una chatarrería de la zona, adonde se sospecha que puede haber ido a parar la cabeza de la estatua, que costó unos 20.000 euros costeados por los vecinos de Trasmoz.

Durante el registro del vehículo apareció una mujer que al parecer viajaba con el detenido y que debía de volver de buscar ayuda. Esta persona fue arrestada igualmente como presunta coautora del robo de la obra de arte. Los dos detenidos son españoles, residen en Tarazona y el hombre, de unos 30 años, posee numerosos antecedentes por robo.

SIERRA RADIAL "Es posible que la estatua la trocearan con una sierra radial para poder transportarla más fácilmente", señaló ayer Javier Moliner, alcalde de Trasmoz, que señaló que ha sido hallada la carretilla con la que la figura fue traslada desde el pedestal, al lado del castillo en ruinas, hasta un camión o camioneta estacionado al pie del cerro donde se levanta la fortaleza.

"Es una carretilla de mano que estaba adosada al muro del cementerio y que puede tener cien años de antigüedad", dijo Moliner, que confía en la recuperación de la cabeza y el resto de las piezas de la estatua de Bécquer, "antes de que se fundan y desaparezcan para siempre".

La figura, realizada por el escultor Luigi Maráez, tiene un gran vínculo sentimental con Trasmoz. Esta pequeña localidad del somontano del Moncayo era un lugar de excursión predilecto del escritor romántico durante la época en que se alojó en el monasterio de Veruela, convaleciente de una enfermedad.