La familia de Mariángeles Loriente, conocida como Catines, tuvo ayer, después de tres días de angustia, la mejor noticia que podía recibir: la mujer, a sus 75 años, fue encontrada sana y salva a orillas del Huerva, a apenas 300 metros de su casa, pero en un cañaveral casi inaccesible. Salvo los arañazos propios de haberse adentrado en la zona, y el cansancio lógico tras tres noches a la intemperie, y otros tantos días sin comer, la mujer estaba en perfecto estado, tanto físico como mental, según destacó ayer el jefe de Homicidios, Marco Aurelio Navarro. "¿Qué hacemos, me levanto y nos vamos?", les dijo al poco de encontrarla. La mujer permanece en observación en el hospital Miguel Servet, con pronóstico menos grave.

Según explicó su yerno, Javier, la mujer había sido toda la vida "muy deportista" y aficionada a la montaña, además de "muy tozuda", bromeó, factores clave para haber aguantado en tan buenas condiciones. "El operativo ha sido bueno y la colaboración de los amigos fundamental, pero el 80% del mérito de haber aparecido en esas condiciones es suyo", destacó el jefe de homicidios.

El equipo de rastreo, con Navarro a la cabeza, buscaba en esa zona cuando, por una afortunada casualidad, el jefe de Homicidios perdió de vista a su segundo entre las cañas, y se gritaron para ubicarse. Al parecer, la mujer oyó los gritos y pidió ayuda, y la escucharon dos vecinas de la urbanización Las Abdulas, contigua a la suya.

"Oí algo, salí y grité yo, y entonces comenzó a decir "No me dejes sola". Supe que era ella y llamé a la Policía", explicó Carmen, asistenta en una vivienda de la citada urbanización. Prácticamente al mismo tiempo la oyó Ana María Galve, otra vecina que también llamó a los agentes.

Al recibir la llamada del 091, el jefe de homicidios supo que estaban al lado, y la encontraron en una especie de cama natural formada por ramas. "Probablemente no sepamos dónde ha estado estos tres días", explicó el subinspector, "pero tengo que cenar con ella y que me cuente".

A priori, barajan que haya permanecido allí todo el tiempo. "Si no se llega a incorporar, aunque estuvieras a un metro no la veías", explicaba el agente. Lo que no se explican es cómo llegó a una zona tan inaccesible, tras desorientarse. "El perímetro lo teníamos delimitado por el río y algunas fincas valladas", explicó Navarro.

Tras avisar a los Bomberos, la extrajeron del lugar a través de la casa donde trabaja Carmen, y la vecina le dio algo de agua. La estabilizaron y la llevaron al hospital. Al salir de la vivienda hacia la ambulancia, fue recibida entre aplausos por amigos y vecinos, un momento "muy emotivo" que arrancó lágrimas entre los agentes. "Es un milagro", resumían los familiares.