La Policía Nacional halló más armas en la vivienda de P. F. B., de 54 años, el zaragozano detenido el pasado domingo tras disparar al aire en el interior de un bar del barrio Delicias y herir a un cliente. Fue durante una entrada y registro realizada por los investigadores y autorizada por el juzgado.

Unas armas cortas que unidas a las otras intervenidas (una semiautomática y un revólver) tras el suceso, ya están en poder de la Brigada de Policía Científica de la Jefatura Superior de Policía de Aragón de cara al estudio de balística de las mismas, ya que podrían haber sido manipuladas para su uso. Unas diligencias cuyos resultados no serán inminentes, aunque refuerzan la imputación por un delito de tenencia ilícita de armas, debido a que este hombre no tenía licencia para su uso y el origen de las mismas es dudoso.

Paralelamente al registro, el Grupo de Homicidios trató de tomar declaración a P. F. B., si bien, asistido por su abogada de turno de oficio, se acogió a su derecho a no declarar. Tanto él como la investigación practicada hasta el momento por la Policía será remitida hoy ante la magistrada del Juzgado de Instrucción número 3 de Zaragoza.

Los hechos por los que permaneció detenido en dependencias policiales ocurrieron el domingo sobre las 8.20 horas en el establecimiento El Cubetazo, en la calle San Rafael, a la altura del número 44. El detenido, P. F. B., de 54 años y nacionalidad española, reaccionó violentamente porque creyó que le habían sustraído la cazadora. Muy enfadado, sacó una pistola y disparó al aire. Una de las balas rebotó en el techo e hirió levemente a E. F. P. S., de 28 años, que fue trasladado al hospital Clínico Lozano Blesa. si bien no precisó ingreso.

El sospechoso, a quien se le imputa un delito de homicidio en grado de tentativa y otro de tenencia ilícita de armas, también encañonó a la dueña del local, quien reconoció a EL PERIÓDICO haber llegado a temer por su vida. Una de las balas, de hecho, impactó cerca de la caja registradora, donde ella estaba. «Es una persona a la que había visto muy pocas veces», señaló la encargada, todavía sorprendida por la violenta reacción del cliente.

«La verdad es que si alguien no le empuja, no me salvo», explicó Ada, que ayer lunes volvió a abrir el establecimiento a las 06.30 horas, como hace cada día de la semana. Antes de ser arrestado por miembros de la UAPO de la Policía de Zaragoza, varios clientes del bar le redujeron y le quitaron dos pistolas.