La Policía Local impidió en la tarde de ayer que se montara el rastrillo ilegal que las noches de los sábados ocupa la periferia del párking de la Expo, donde al día siguiente se celebra todos los domingos el tradicional mercadillo de Zaragoza.

Dos vehículos radiopatrulla recorrieron el estacionamiento y no permitieron que los vendedores, en su mayoría inmigrantes en situación ilegal, llegaran a desplegar su mercancía.

Mientras tanto, los afectados, en su mayoría hombres de origen árabe, se agruparon en el exterior del recinto, en la acera de la avenida que conduce al puente del Tercer Milenio, y siguieron desde lejos los movimientos de los vehículos policiales. Todos llevaban carros de la compra y grandes bolsas de plástico que no llegaron a abrir.

La intervención de la Policía Local se produjo ante la insistencia de los representantes de los titulares de puestos en el mercadillo, que se quejan de que los ilegales copan los puestos situados en la periferia e impiden que quienes pagan la cuota correspondiente puedan ejercer la venta en sus parcelas.

BASURA

«Además, dejan mucha basura que afea el aparcamiento y va en perjuicio de los que poseen licencia para la venta», denunció ayer Esther Jiménez Doya, miembro de la Junta de Mercado, que representa a los vendedores del mercadillo.

El rastrillo nocturno del estacionamiento de la Expo se celebra ilegalmente desde hace varios años. «Por las noches se les ve llegar con sus carros de la compra», indicó un vecino del cercano barrio de La Almozara. «Se dice que si venden género robado, pero lo cierto es que no se ven más que zarrios sin valor», añadió.

Uno de los vendedores se limitó a decir que esa actividad es su única forma de vida y que recoge en la basura todos los objetos que luego trata de vender. «A veces, la gente me ve desde sus casas y baja a traerme cosas que no necesita», añadió.

MERCANCÍA VARIADA

El rastro ilegal, según fuentes de la Unidad de Protección Ambiental y Consumo (UPAC) de la Policía Local de Zaragoza, ha sustituido al que era el mercadillo ilegal que se colocaba junto a la plaza de toros. Allí, desde las 20.00 horas del sábado, se van viendo vendedores, en los primeros momentos simulando ser paseantes, de forma que si los agentes se acercan a preguntarles, afirman que solo están allí de paso.

Las mercancías que venden son de lo más variado. Entre ellas se han visto desde hierbabuena para mojitos hasta carcasas y cargadores para móviles. No se observa una venta destacable de teléfonos, explican, porque si se trata de terminales robados es mucho más fácil y seguro para el delincuente quedar con el comprador a cualquier otra hora y cualquier otro lugar.

También han observado la venta de abundante maquinaria de obra ligera, tipo taladro o cortadora de vidrio. La venta se mantiene a lo largo de toda la noche, en ocasiones incluso una vez abierto el propio rastro con licencia, en zonas más apartadas.

Hasta ahora, el problema de las intervenciones, indican, era la falta de una política clara al respecto por parte del Gobierno de Zaragoza en Común. Sin entrar en las sanciones que no se tramitan (al fin y al cabo ellos solo las cursan), las fuentes del organismo recordaron cómo ya hace casi un año que se retiró a la Unidad de Apoyo Policial Operativo (UAPO) de estas tareas, con lo que les faltan especialistas en intervenciones de peligro como las que pueden surgir al actuar contra estos vendedores.

Dicho de otra forma, no es que hubiera una orden directa de no intervenir, pero desde luego el contexto político y de organización no ayudan. Sin perjuicio de que, como todo policía, si observan una ilegalidad flagrante tengan que actuar contra ella.

Los vendedores instalados legalmente ven con buenos ojos que se actúe policialmente contra el problema. «Los que se mueven dentro de las normas tienen que esperar un año y más para acceder a una parcela, tener licencia y abonar la cuota», subrayó Esther Jiménez.