La Policía Local de Zaragoza ha inmovilizado sesenta y un vehículos de motor de dos ruedas, entre ciclomotores y motocicletas, en tan solo diez días, del 10 al 20 del presente mes de mayo. La abultada cifra es consecuencia de una nueva normativa sobre control de ruidos y revela un cambio de actitud en los responsables del tráfico, que parecen dispuestos a desterrar de las calles de la capital aragonesa el atronador sonido de las motos de pequeña cilindrada que circulan sin tubo de escape o que han sido trucadas para que alcancen mayor velocidad.

"Hasta hace poco, los motoristas que incumplían la normativa municipal sobre ruidos eran multados al ser detectados", explica Manuel Solanas, intendente principal de Tráfico. "Pero desde ahora, además de hacer controles aleatorios, las patrullas creadas para este cometido van allí donde se sabe que un vehículo produce un ruido excesivo".

El control de ruidos se lleva a cabo desde el 2002, cuando se efectuaron 88 mediciones, 3 más que el año siguiente. Sin embargo, sólo este mes de mayo se han realizado 92 mediciones que han llevado a la inmovilización de 59 ciclomotores (vehículos hasta 49 centímetros cúbicos) y 2 motocicletas.

Las inmovilizaciones constituyen una novedad que ha sido posible a raíz de dos importantes cambios legislativos. Por un lado, recientemente entró en vigor una nueva normativa municipal sobre ruidos que hace un especial hincapié en las medidas de protección contra el exceso de sonoridad. Por otro, una modificación de la Ley de Seguridad Vial obliga los conductores a "colaborar" con la Policía cuando sus vehículos deban someterse a un control del nivel sonoro del motor.

Por las calles de Zaragoza circulan 18.000 ciclomotores y 14.000 motocicletas. Sus conductores están obligados a que los motores no rebasen los 76 y los 86 decibelios, respectivamente, "pero algunos vehículos rebasan los 100 decibelios", según Manuel Solanas.

Los infractores suelen ser jóvenes de entre 16 y 19 años que viven en barrios periféricos y que usan los ciclomotores para divertirse más que como un medio de transporte.

"El problema del ruido es, en el fondo, una cuestión de concienciación y de educación vial --sostiene el responsable de Tráfico--, pero nos encontramos con que la licencia de conducir vehículos de menos de 49 centímetros cúbicos se obtiene en sólo cuatro días y sin necesidad de realizar un examen".

Sin embargo, algunos motoristas ven el problema de distinta forma. "Hay ciclomotores y motocicletas que salen de fábrica con unos motores que dan más decibelios que los topes señalados por la normativa", apunta Alejandro Alvarez, encargado del taller de reparación Motomundi. "Pienso que la normativa municipal tendría que adaptarse a los valores que marca el fabricante y, sólo en los casos en que el fabricante no declare el máximo nivel sonoro, aplicar el reglamento local".