Tremenda sorpresa la que se llevó la Policía Nacional durante los numerosos registros en las viviendas de A. P. G., el extrabajador del hospital Royo Villanova detenido tras intentar matar a su exjefe de mantenimiento tras ser despedido. Los agentes intervinieron numeroso material con el que el sospechoso tendría la intención y posibilidad de realizar bombas lapa.

Estos efectos, entre los que se encontraba hasta un mando a distancia, se unen a los productos fitosanitarios que guardaba en la furgoneta en la que fue arrestado, tal y como adelantó EL PERIÓDICO, cuando circulaba por la calle Barcelona de la capital aragonesa. De hecho, tras su arresto los especialistas en detección de explosivos, los Tedax, ya revisaron toda esa mercancía sospechosa.

Una intencionalidad que el hermano del propio arrestado declaró ante el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón. Este hombre, que se mostró muy sorprendido por el arresto, hizo memoria y explicó que en una ocasión le dijo que había llegado a buscar tutoriales de internet de cómo fabricar bombas lapa, pero que no le dio la suficiente importancia porque ha tenido varios intentos de suicidio.

También señaló esta persona que el arma, presuntamente empleada en la tentativa de homicidio del jefe de Mantenimiento del Sector I del Salud, la vio con sus propios ojos el año pasado. Que fue el día de su cumpleaños, cuando el ahora arrestado se la mostró y le explicó que «se la había comprado a un gitano». Junto a el revólver, también le enseñó una caja de balas. En paralelo, A. P. G., le llegó a decir que no le importaba ir a la cárcel si se cargaba a alguien. No le hizo caso, porque pensaba que era falsa.

Juzgado

Hoy está previsto que el arrestado sea puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número 10 de Zaragoza, que está en funciones de guardia, y que coincide con el mismo que estaba en activo el día en el que el arrestado decidió disparar contra la víctima cuando salía de su garaje de la calle Mainar, en el zaragozano barrio Jesús.

Ante la magistrada María José Bello tendrá que dar explicaciones no solo por el tiroteo, sino también por el sabotaje del fluido eléctrico en el hospital Royo Villanova que puso en peligro a varios enfermos, entre ellos, a tres pacientes de la planta covid-19 y que estaban unidos a la vida gracias a los respiradores.

Por suerte, no estuvieron mucho tiempo desprovistos de su única conexión a la vida puesto que los grupos electrógenos de emergencia se activaron en unos 30 segundos. No obstante, los sanitarios tuvieron que atender a los ingresados de forma urgente porque les faltaba el aire.

Una actuación que se realizó de forma tan rápida que el personal sanitario que estaba en la planta en ese momento no tuvo tiempo de ponerse los equipos de protección individual (EPI) necesarios, por lo que pudieron estar expuestos al virus.

No fueron las únicas venganzas cometidas por ser despedido en noviembre del 2019, ya que también provocó daños en el vehículo de la jefa de Servicio de Personal del Sector I del Servicio Aragonés de Salud. El arrestado no tiene antecedentes.

Arma no encontrada

El revólver empleado para intentar matar al jefe de Mantenimiento del Sector I del Salud no ha sido hallado. La Policía Nacional registró la casa del arrestado en Zaragoza, así como en las casas familiares de Morata de Jalón y Arándiga, pero no la encontró.

Posiblemente, el arrestado se habría deshecho de la misma tras cometer los tiros como una de las medidas de seguridad que tomó para evitar su arresto. Lo hizo encapuchado, totalmente vestido de negro y, tal y como adelantó este diario, llegó a cambiar las matrículas de su vehículo para interferir en cualquier tipo de rastreo.