La Policía Local de Zaragoza se suma esta semana a la campaña que pone en marcha la Dirección General de Tráfico para controlar la seguridad del transporte escolar en la capital aragonesa.

Se trata de una vigilancia especial que pretende mantener los buenos niveles de seguridad del sector, a la vez que pretende llamar la atención sobre los momentos que se entienden como de mayor riesgo en el desplazamiento de los pequeños y que coinciden con la subida y la bajada del autobús, indican fuentes municipales en una nota de prensa.

Los agentes de la Policía Local examinarán de manera especial las autorizaciones y los documentos que hacen referencia a las condiciones técnicas y a los elementos de seguridad del vehículo, como cinturones y sistemas de retención infantil.

También comprobarán los datos el permiso de conducir del conductor y si éste cumple los tiempos de descanso.

Asimismo, estos autobuses deben cumplir otras medidas relativas a la antigüedad, los seguros y la presencia de una persona debidamente cualificada que acompañe a los escolares.

Además, desde 2013 los autobuses nuevos de la UE deben contar con un sistema de frenado de emergencia que se active de manera automática ante la posibilidad de una colisión.

Aunque según las fuentes citadas las cifras de cumplimiento de la normativa son muy altas en este sector, y las estadísticas revelan bajos índices de siniestralidad, la Policía de Zaragoza advierte de que el 90 por ciento de los accidentes que se producen durante los desplazamientos del transporte escolar son atropellos que ocurren en el momento inmediatamente anterior a la entrada o salida de los niños del bus, ya sea por distracción del menor, de los padres, o del propio conductor.

En este sentido, los agentes recomiendan que los niños no se sitúen nunca detrás del autobús, porque no se ven, que esperen la señal del conductor para cruzar y que lo hagan siempre, al menos, tres metros por delante del vehículo.