La Policía Nacional incautó en sendas inspecciones realizadas en Calatayud 800 kilos de rebollones (lactarius deliciosus) que iban destinados a consumo doméstico, pero que no cumplían las mínimas condiciones fitosanitarias de transporte y manipulado.

La primera intervención, el pasado lunes, 3 de noviembre, se llevó a cabo tras descubrir como un hombre recibía los robellones que luego guardaba en un local destinado a garaje sin cumplir con los permisos oportunos ni medidas fitosanitarias obligatorias y donde se hallaron unos 490 kilos de rebollones. El receptor de la mercancía ya había sido expedientado hacía un año por las autoridades sanitarias. Los agentes verificaron que no existía ningún control sobre el origen de la mercancía, ni solicitud de permisos, ni registro de los recolectores, ni facturación aparente y que tampoco estaba previsto ningún tipo de vehículo isotermo para el transporte a su destino final.

En la segunda intervención, los agentes sorprendieron a dos individuos cuando trataban de vender 100 cajas con unos 350 kilos de rebollones, ya clasificadas y preparadas, que trasladaban en una furgoneta que no cumplía los requisitos para transporte alimentario. Pretendían vender la mercancía a otro distribuidor que los esperaba en la zona próxima al hotel Marivella.