No había quien se perdiera ayer de camino al congreso del PSOE, celebrado en la ciudad Escolar Pignatelli. Y no sólo por la hilera de coches que rodeaba la entrada, sino también por la estruendosa bienvenida que un grupo de personas habían preparado, especialmente, para el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Zaragoza y presidente del congreso, Carlos Pérez Anadón.

"Sin la Campana, estamos perdidos", reclamaban los manifestantes. Era un gesto de apoyo a la huelga de hambre que Rodicio mantiene desde hace cuatro días, porque el ayuntamiento ha dejado el local que dirige sin música.

En realidad, la de los badajos, fue la única voz disidente que se pudo oír ayer en todo el congreso. Atrás parecían haber quedado las tensiones y los nervios de reuniones pasadas.

Pese a la ausencia destacable de Belloch, la sala recibió a un buen número de alcaldes, concejales, cargos orgánicos y representantes del Gobierno de Aragón, como los consejeros Gonzalo Arguilé y Eduardo Bandrés, que acompañaron a Iglesias en el acto de clausura. Todos, en manga corta de camisa.

El recién reelegido Lambán bromeaba con su éxito: "Es más fácil ganar cuando eres el único". En los caminos de entradas y salidas, los asistentes incluso aprovechaban para confraternizar con los manifestantes. Los socialistas disfrutaban de una paz que, en realidad, resultaba mucho más aburrida para los corrillos. Y para los reportajes, salvados por la campana.