En vasijas de barro, gavillas de paja o sacos. La pólvora se trasladaba camuflada en carretas desde el municipio de Villafeliche hasta las tropas que defendían la capital aragonesa del cerco francés durante la guerra de la Independencia. La explosión del polvorín del Real Seminario de San Carlos de Zaragoza en junio de 1808 estuvo a punto de dejar sin munición y al descubierto el primer Sitio de Zaragoza. Sin embargo, la valentía y el arrojo de los vecinos de Villafeliche permitió la defensa de Zaragoza.

La Asociación Los Sitios de Zaragoza, ante la proximidad del bicentenario en el 2008 de aquel levantamiento, entregó ayer en el Paraninfo de Zaragoza la Medalla de Honor a este municipio en reconocimiento a la labor de su tuvieron sus vecinos.

Fue tal el protagonismo de Villafeliche, sede de las Reales Fábricas de Pólvora, que las tropas francesas la intentaron reducir con continuos combates. Pero la actuación de las fuerzas del Barón de Warsage evitó su conquista, a la vez que permitió proveer a la capital de tan importante recurso. Los habitantes de Villafeliche fabricaron y abastecieron de pólvora negra a las tropas resistentes durante los combates.

Este aprovisionamiento se realizaba tanto desde el interior de la ciudad, con la puesta en servicio de dos molinos de doce morteros en la Real Salitrería bajo la dirección de los artesanos de Villafeliche refugiados en la capital, como desde el exterior, con las argucias ideadas para salvar el cerco del enemigo.

Pólvora y alfarería

Villafeliche es conocido como el pueblo de la pólvora y la alfarería. Durante la segunda mitad del siglo XVIII y la primera del XIX el municipio llegó a contar con 200 molinos de pólvora, exactamente el mismo número que de alfares.

El dato no es casual, ya que la pólvora solía venderse encapsulada en vasijas de barro, por lo que ambas industrias se complementaban. De hecho ambos negocios entraron en crisis a partir de 1831, con lo que decayó la actividad del municipio. La alfarería se ha mantenido aunque de una forma más simbólica que económica, mientras que la fabricación de pólvora desapareció por completo en 1963.

La fabricación de pólvora en Villafeliche comienza en el siglo XVI. Al parecer pudo elegirse este sitio por ser de difícil de localización, en un valle cerrado, a resguardo del viento. La localidad tenía abundante cáñamo y sarmientos de vid para hacer carbón vegetal, y el salitre procedía de las minas de Epila.

En la localidad turolense de Libros, relativamente cerca del municipio, se encontraban las minas de azufre. Los ingredientes mencionados se trituraban por separado en los morteros, que en Villafeliche eran de piedra caliza, a diferencia de los usados en otras polvoreras que solían ser de madera. La producción se realizaba mediante un mecanismo hidráulico. Cuando el resultado era satisfactorio se cernían, bruñían y se secaban al sol.