Adolfo Barrena abandonará su responsabilidad como coordinador de IU el próximo 25 de marzo, cuando esta organización renueve su dirección tras la celebración de la Asamblea. Como responsable de IU y portavoz parlamentario tres legislaturas, Barrena ha sido testigo directo de la actualidad políca de Aragón de las tres últims décadas.

--Cogió el partido en un momento crítico para la organización, cuando estaba a punto de ser extraparlamentario, y lo deja en pleno proceso de confluencias, donde tampoco se sabe qué será de las siglas de IU. ¿Qué balance hace?

--Cuando llego, es cierto que IU está en un momento crítico y hacorre riesgo evidente de ser fuerza extraparlamentaria. A partir de ahí, IU remonta y se consolida, consigue ser referente de la izquierda, aporta su programa, su militancia y su organización. Me voy sin ver ahora a IU en un momento crítico. Creo que está muy reforzada en cuanto a su representación, en el ámbito autonómico tiene una diputada, como en el 2002, hemos incrementado militancia, saneada en lo económico y estaremos en todas y cada una de las movilizaciones que se organizan. Hemos sido un actor fundamental en los procesos de confluencia que se han dado y se dan en Aragón y me parece muy positivo

--¿Es Podemos un buen compañero de viaje? Ustedes han recibido sus insultos y sus menosprecios y parece que han cedido a cambio de poco.

--Somos muy responsables y respetuosos con nuestra organización y anteponemos el interés general, que es el de la clase trabajadora, porque somos conscientes de que la lucha de clasess sigue vigente. A veces eso exige un esfuerzo entre organizaciones que son diferentes y han podido producirse desencuentros, que requieren más entendimiento. Ha habido momentos malos, sí, pero ambas organizaciones hemos estado a la altura.

--Pero la confluencia no solo no logró para que gobernara la izquierda, sino que tuvo más aire al PP. ¿Es imposible un Gobierno de izquierdas sin el PSOE?

--Es evidente que el sistema se defiende. Lo han apuntalado el PP y el PSOE, el proceso rupturista democrático que defendemos solo se puede dar si la izquierda suma más que la derecha y ahora tratamos de aglutinar ese frente de izquierdas y en esa parte cabe toda aquella gente y organización que se considere anticapitalista, ecologista, feminista, que tenga claros los intereses generales por encima de los particulares. Ahí tienen cabida las bases socialistas. Otra cosa es la dirección del partido.

--¿De toda esta etapa, de qué se siente más satisfecho?

--Hay algunas aportaciones de las que nos sentimos muy satisfechos, como la ley de muerte digna en Aragón. Me siento muy satisfecho de cómo desde IU se ha defendido el territorio, y ahí está nuestra beligerancia con Gran Scala, con Motorland... nuestra apuesta clara por dotar de posibilidad de desarrollo y vida al campo aragonés... Hemos cumplido otro de nuestros compromisos y es que nuestro trabajo parlamentario siempre ha sido la ventana que han utilizado las luchas sociales, sindicales y aquellas que ha demandado la ciudadanía y la clase trabajadora. Hemos tenido un pie en la institución y muchos pies en la calle. El PP se creía que me insultaba cuando me llamaba el diputado de la camiseta o de la pancarta. Me he sentido muy orgulloso de llevar esas reivindicaciones a las Cortes y haber participado en las movilizaciones ciudadanas como cargo público.

--Y el más amargo?

--Sabor amargo como tal no me llevo porque siempre he vivido muy de acuerdo conmigo mismo y eso ayuda. --Tal vez haber participado en un Gobierno? --Nunca estuvo en los planes. De hecho, la primera decisión que me tocó como coordinador autonómico fue comunicarle a Marcelino Iglesias que rompíamos el acuerdo de Gobierno con el PSOE y el PAR. Después de eso, jamás ha sido posible. Hemos jugado el papel de la oposición como mejor hemos sabido. También destaco nuestra aportación a la reforma del Estatuto, en el 2007.

--¿La entrada en política de nuevos agentes ha acabado con el movimiento crítico y social en la calle, con las mareas y otros movimientos? Ahora parece que hay menos conflictividad social...

--Se han vivido unos tiempos muy complicados en los que el Régimen se ha puesto a la defensiva y ha puesto en marcha todos sus mecanismos. Eso ha logrado tener una sociedad muy pasiva, acrítica, consumidora de informaciones que van en una sola dirección. A eso se le unen unas condiciones laborales indignas, que dejan poco margen a la resistencia y la crítica junto a cierto interés en banalizar la política, através de tertulias políticas en las que se habla mucho de políticos y poco de política. Tenemos claro que hay que volver a hablar del conflicto social y recuperar la movilización.

--Frente a un mundo donde el electorado se decanta por partidos de extrema derecha, ¿España y sus confluencias son un oasis de la izquierda?

--Se ha demostrado que la Europa social es la Europa de los mercaderes. Algunos lo decíamos ya en la época de Maastrich. El verdadero oasis es Portugal. Ha sido posible, lo está notando la ciudadanía y es una experiencia muy interesante. En España podíamos pensar en algo así. Nosotros seguimos defendiendo que tenemos que hay que superar los acuerdos electorales puntuales. Es cierto que han llevado 71 diputados de izquierdas al Congreso, lo que nunca se había dado antes, pero es evidente que el proceso de ruptura democrática no se da solo con las coaliciones electorales. Por eso hay que confluir --que es llegar varios a un punto y a partir de ahí seguir el camino juntos. Converger es solo llegar a un punto.

--¿IU es partidaria de repetir experiencia? Por nuestra parte no va a quedar, desde luego. Lo tenemos bien claro.

--¿Aunque pueda diluirse como organización? --Si alguien cree que debe desaparecer alguna organización, se está equivocando. Todos tenemos que aportar, pero con nuestras peculiaridades.

-- Usted ha apoyado públicamente uno de los dos equipos - -el que encabeza Álvaro Sanz-- para dirigir la nueva IU-Aragón. ¿Puede dar los motivos?

--Cuando se abre un proceso participativo y universal desde el principio, como es el caso de IU, es normal que suceda esto. Las diferencias y el debate me lo reservo para las asambleas, no corresponde hablar fuera de ahí. En cualquier caso, todo el mundo de mi organización sabe dónde estoy y por qué estoy. -

-Su adiós es una retirada definitiva o seguirá con una militancia activa?

--Seguiré participando en todas las movilizaciones que pueda y aunque mi perfil público y sobre todo mediático quede en un cuarto plano, seguiré donde diga mi organización.