El párroco de Épila, Miguel Ángel Barco, ya está a la espera de que la Guardia Civil llame a declarar al joven diácono por un delito de calumnias.

Su portavoz, que también es abogado, Fernando Valero, señaló a este diario que "ahora es el momento de que el calumniador hable". "El sacerdote es inocente de los abusos sexuales que se le señalan", recalcó, a la vez que rechazó el uso de drogas, tal y como adelantó EL PERIÓDICO.

Asimismo, afirmó que el joven de 27 años "sufre un problema psiquiátrico, por el que ha estado en tratamiento, si bien ya no lo tomaba y mira lo que ha pasado".

No solo habló de estos problemas, sino que también resaltó que no podía ser nunca sacerdote, ya que "los informes apuntaban a su tendencia homosexual". "Me sorprende que la decisión tomada en este asunto haya sido cesar fulminantemente al arzobispo", admitió.

Barco lleva al frente de la Iglesia de Épila desde hace 6 años cuando llegó procedente de la parroquia de San Martín, situada en la localidad madrileña de Rivas Vaciamadrid y gestionada por la diócesis de Alcalá de Henares de la que era obispo Manuel Ureña. En aquel momento era su secretario personal.

RITO

Nacido en Barcelona y de 47 años, es conocido entre la curia española por su clara defensa de la celebración de misas con la forma extraordinaria del rito romano, mucho más protocolaria y visual que la que se oficia de forma cotidiana.

Algo que le unía con Ureña, que fue el primer obispo español que celebró una misa de estas características. Fue en la inauguración de la parroquia de Épila.