Tras haber tomado la iniciativa en la conformación de alianzas poselectorales, el PP y Ciudadanos han optado por dar un paso atrás y dejar la iniciativa al PSOE y al PAR para que intenten buscar socios de investidura, tras la inesperada (para ellos) toma de posición firme de Arturo Aliaga en favor de Javier Lambán. El siguiente paso en el plan de Gobierno «moderado y transversal» de socialistas y aragonesistas era atraerse a Ciudadanos, cortada la vía del centro-derecha, pero la formación naranja se niega a entrar, y esperará a que el PAR cambie de idea.

Así se desprendía ayer de las palabras de los dos líderes conservadores, Luis María Beamonte y Daniel Pérez Calvo, que siguen «fieles» a su pacto, en palabras de este último. Con la puerta cerrada a negociar un Gobierno con Vox, por parte de Ciudadanos, pero la garantía de que aquellos les darían apoyo en una hipotética votación de investidura (así al menos lo garantizó el portavoz de la formación ultraderechista en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros), los conservadores esperan a que PSOE y PAR expliquen a los partidos de izquierda que, ahora sí, les necesitan.

Mientras tanto, «nadie tira la toalla» respecto a que el PAR cambie de idea y les apoye, según Beamonte. Por el momento, eso sí, no se producirá la reunión con Aliaga que iba a mantener mañana, porque el escenario no es propicio.

Siguen hablando entre ellos, dibujando el mapa de un futurible reparto institucional pero sin pasarlo a limpio, porque «hasta el último minuto», según Pérez Calvo, «el PAR tiene su silla disponible en la mesa de negociación» antes del próximo sábado, cuando se conformen los ayuntamientos. El pacto estatal de PP y Vox para repartirse consistorios en los que sumen mayoría tampoco es un obstáculo en estas conversaciones en el caso de Aragón.

SUMAS

Con poco más que hacer del centro hacia la derecha, si nadie se mueve de su casilla, el PSOE y el PAR tendrían que explorar la vía de la izquierda para conformar una mayoría suficiente. No parece que les vaya a ser muy difícil recabar el apoyo de exsocio prioritario socialista, CHA, que si bien no entrará en un Gobierno «a cualquier precio», según advertía José Luis Soro anteayer, no se cierra a ello.

Pero incluso con CHA e IU (que ya dijo que podría apoyar una investidura, en todo caso), como mucho igualarían los 31 escaños que sumaría el bloque de PP, Cs y Vox. La decisión quedaría en manos de Podemos.

Y en este punto, la solución podría no estar tan clara como parece. Suena lógico que, entre las dos opciones, incluso con todas las reticencias del mundo, la formación morada apoyara a un bloque donde figura el PAR antes que uno donde está Vox.

Pero hay una buena parte de la militancia de Podemos muy molesta con el ninguneo a la izquierda por parte del PSOE, y no se descarta la abstención. Oficialmente no se descarta nada, porque los dirigentes aragoneses mantienen su mutismo.

Y con una abstención, sin ganador ni por mayoría simple, el escenario podría conducir incluso a una repetición de elecciones, que nadie desea, pero en la que el actor que tendría la llave, Podemos, tendría poco que perder.