Aunque todos manifestaron su voluntad de consenso, cada fuerza parlamentaria expresó con matices sus prioridades para la recuperación. El PP fue quien se mostró más descontento con el Programa de Recuperación Económica y Social de Aragón. Para el resto de fuerzas parlamentarias, la primera toma de contacto fue un buen comienzo, si bien las recetas para salir de esta crisis no siempre comparten los mismos ingredientes.

«La alegría de haber participado en esta reunión se trunca por tres cuestiones: no puede quedar todo supeditado al Gobierno central, el Gobierno de Aragón debería haber planteado un borrador de actuaciones y tenemos que saber con qué dinero contamos», expresó el portavoz de los populares, Luis María Beamonte. Para los conservadores, la clave para salir de esta crisis pasará por «invertir en lo importante y apuntalar el tejido productivo». «Si no actuamos por nuestra cuenta y tenemos que esperar al Estado lo vamos a lamentar, porque eso implicará dejar a gente por el camino», aseguró Beamonte.

Por el contrario, Daniel Pérez Calvo, portavoz de Ciudadanos, subrayó que «es la hora de ser generosos y dejar de lado la ideología y los intereses partidistas». El líder de la formación naranja en Aragón incidió en que «lo primero es salvar vidas, pero también salvar empleos y proteger a los colectivos más vulnerables». «Somos empleados públicos, para eso nos pagan los aragoneses», recalcó, antes de mostrar su apoyo para alcanzar una hoja de ruta consensuada.

Incluso Vox habló de «limar ideologías». Su portavoz en el parlamento aragonés, David Arranz, subrayó que la de ayer fue una «reunión importante y necesaria», lejos de la posición de su partido en Madrid. Y subrayó que «nos enfrentamos a un problema común: los aragoneses demandan soluciones, no que nos enfrentemos». Y pidió, como salida a esta situación, que «los recursos se encaucen a lo más urgente». «Se acabaron los gastos políticos superfluos y las subvenciones», dijo, volviendo al argumentario de la formación.

También desde la oposición pero como socio habitual del Gobierno, el portavoz de Izquierda Unida (IU), Álvaro Sanz, señaló que lo importante fue «compartir el diagnóstico, porque si no, no podríamos llegar a soluciones comunes». Para Sanz, la respuesta pasa por salvaguardar «lo público» y repartir «los costes de esta crisis para no dejar a nadie atrás». Superar la austeridad y acometer una reforma fiscal para que «pague más quien más tiene» deben sumarse, para IU, a la lista de soluciones.

Los grupos de sustentan al Gobierno cuatripartito (PSOE, PAR, CHA y Unidas Podemos) incidieron en la búsqueda de consensos y una respuesta «social» a la crisis. «El programa debe estar dotado económicamente, ser ágil y estar sometido al control parlamentario», reclamó Vicente Guillén, portavoz socialista. Desde Podemos, Marta Prades, expresó que «no se pueden repetir los mismos errores de la crisis del 2008, y en esta nadie debe quedar atrás».

Desde CHA, Gregorio Briz, reclamó garantizar la «liquidez de las empresas» y establecer políticas de seguridad para los trabajadores, así como «dar una vuelta al modelo económico y social que queremos». Desde el PAR, Clemente Sánchez manifestó su «satisfacción porque Aragón sea un ejemplo de pactos» en estas circunntancias, e indicó que las prioridades son «generar empleo y proteger a los más vulnerables».