POR

ADRIANA OLIVEROS

A medio mundo premió el viernes la cena anual del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales de Aragón, que preside Juan Ignacio Larraz y que reunió en el Cachirulo de Zaragoza a 400 o más. No faltaron buenas viandas ni igual compañía. Ni invitados de excepción, en una lista encabezada por el director general (de Industria, claro), Javier Navarro, el decano de Industriales, Salvador Domingo, y el presidente del Consejo General de los Colegios Oficiales del Ramo, Manuel León Cuenca, al que se le entregó la distinción de colegiado de honor. En los preliminares, todo era un buír de rostros, cava y canapés, en el que Larraz y su vice , Jesús Madre, se afanaban por recibir a los invitados. La directora de la Escuela de Ingeniería de La Almunica, Dolores Mariscal, el jefe de servicio consistorial Javier Celma, decanos visitantes de Tarragona, Gijón y otras ciudades... Y mucho por hacer y por premiar, en una lista de galardones que encabezaba, a nivel local, Benjamín Alcalde Molinero, a cuyos 75 años de colegiación aún le ganaba otro de los asistentes, Gregorio Medalón (que recibió igual distinción en el 2003). En el suma y sigue, les tocó turno a la quinta de las bodas de oro profesionales de la que forman parte Francisco Cristóbal Lorón, José Gómez Adrián, Feliciano Gonzalo Hernández Bonilla, Pedro Indurain Soriano, Germán Marín Borque, Angel Ignacio Prieto Santiago y Baltasar Tirado del Ama. Y aún hubo nueva ristra de aplauso y galardón para seis docenas de colegiados de plata , que desde Carlos Javier Abad Lasaosa a Enrique Zaro celebrarían y seguro bailarían el programa gastronómico-musical previsto. Y luego dicen que la culpa es del chachachá .