El presbítero claretiano de Lérida Jaume Sidera ha enviado una carta al obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez, en la que le afea «las gestiones que ha hecho para apropiarse de bienes no suyos», en referencia a las 111 obras de arte religiosas que el Museo Diocesano de Lérida ha tenido que entregar a la diócesis aragonesa.

En una dura carta, que no es habitual que un sacerdote dirija a un obispo y que ha revelado la Agencia Cristiana de Noticias Flama, Sidera reprocha al obispo que dijera que iniciaba el pleito por la obras de arte «con humildad» y después permitiera que fuera la Guardia Civil la que acudiera a llevarse las obras.

El Museo de Lérida completó el pasado 10 de marzo la devolución a la Diócesis de Barbastró-Monzón de los bienes de las parroquias de zona oriental de Aragón con la entrega de 41 de las 111 piezas que quedaban pendientes, entre ellas las más valiosas de la colección.

"Elegante ejemplo de eclesialidad"

"Elegante ejemplo de eclesialidad"«Ante todo, mi enhorabuena por su éxito en el contencioso. Merece una felicitación, primero por el éxito de sus gestiones para apropiarse de unos bienes no suyos para llenar el museo de la capital de su diócesis. Y segundo por el elegante ejemplo de eclesialidad al sentar a nuestro dignísimo obispo Salvador Giménez en el banco de los acusados», comienza la carta del cura.

«Dudo que el juez haya leído la documentación que don Salvador adujo», continúa. «Se atuvo ciegamente al decreto de la Signatura, pero la documentación habla por sí sola y no la pueden silenciar sin prevaricar. Algún día gritará», añade la misiva.

El claretiano, licenciado en Filología Clásica por la Universidad de Barcelona y autor de la traducción al catalán del Nuevo Testamento, del que se han publicado más de 500.000 ejemplares, reprocha al obispo "la vergonzosa violencia con que se hizo el primer traslado de los bienes procedentes de Sijena, que hacen suponer que ustedes ya consideran como firme una sentencia provisional".

"Impunidad"

"Saben que tienen la justicia eclesiástica y civil de su parte y pueden proceder con impunidad. Pero queda la sombra de la prevaricación... por haber dictado sentencia sin atender a la documentación", añade.

Según el juez y el decreto de la Signatura apostólica, el patrimonio de las parroquias aragonesas transferidas de la diócesis de Lleida debía regresar a las parroquias propietarias.

Pero Sidera alega que "dichas parroquias —que ciertamente habían sido propietarias— ya no lo eran, porque sus piezas de antigua propiedad habían sido compradas o debidamente recompensadas por el obispo Messeguer. Por lo demás, Lleida no podía devolver lo que honradamente adquirió, amorosamente restauró y pacíficamente conservó durante más de cien años".

"En esto no tiene razón el Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, que ni siquiera se dignó a abrir la documentación que le presentó el humilde y valiente obispo Xavier Ciuraneta. Lo cual pone también al borde de la prevaricación a dicho tribunal", según Sidera.

El sacerdote recuerda que Pérez dijo: "este proceso lo iniciamos con humildad y sin afán de prepotencia y con la única intención de que se hiciera justicia".

Documentos rechazados

"Pero con una docena de furgonetas de la Guardia Civil y un helicóptero sobrevolando la ciudad. Y con amenazas de hasta 600 euros de multa por cada día que el museo retuviera lo que era suyo. Ya ve: humildad y sin prepotencia", le recrimina.

En tono irónico, añade: "Gracias, monseñor, gracias también por proceder en todo momento con la voluntad de tender puentes de colaboración en proyectos culturales, artísticos, religiosos y económicos con Aragón y, también, con la comunidad hermana de Cataluña. Entrañable, monseñor. De veras, entrañable. Gracias".

"Lamentaría haberle molestado, monseñor. Mi obispo Salvador no me lo perdonaría. Pero comparto su profunda pena por haber sido llevado a un tribunal civil que no se dignó a atender sus razones objetivas. Porque él sí se tomó en conciencia el estudio de la documentación. V.E. puede dormir tranquilo. Pero los documentos rechazados continúan hablando", concluye Sidera, que también es profesor de latín y griego y miembro de la Asociación Bíblica de Cataluña.