Araujo Paredes, el dominicano que mordió a un funcionario de la cárcel de Zuera, no es la primera vez que demuestra su peligrosidad durante su estancia en prisión. Está a la espera de que un juzgado de Madrid dicte sentencia por el intento de asesinato de otro reo en Soto del Real (Madrid), donde ambos cumplían penas. Al parecer, lo hizo aprovechando la tranquilidad de la misa dominical en dicho centro penitenciario.

La Fiscalía solicitó una pena de 10 años de prisión por unos hechos que, según la acusación pública, ocurrieron cuando entró al centro religioso como el resto de presos sin levantar sospecha entre los vigilantes. Se sentó en un banco y, una vez comenzada la eucaristía, se aproximó hacia el preso que tenía delante y le asestó dos cuchilladas en el cuello. Le provocó dos heridas, una de 15 centímetros y otra de cinco. Gracias a la rápida intervención de los funcionarios de prisiones, que redujeron rápidamente al agresor, el herido consiguió salvar su vida. Los presos no tienen acceso a ningún objeto punzante en las cárceles, pero el acusado fabricó su propia arma. Por ello, un cuchillo de plástico del comedor de prisión y le incorporó cuatro cuchillas de afeitar.

Actualmente se encuentra en la cárcel de Zuera donde provocó este altercado con un funcionario de prisiones. Seis personas fueron necesarias para reducirle, señalaron fuentes consultadas por este diario. El mordisco consiguió atravesar los guantes de autoprotección que portaba el funcionario, al que se le activó el protocolo por accidente biológico ante el riesgo de algún posible contagio.

Ayer mismo hubo un nuevo incidente con otro interno, que estaba siendo trasladado a aislamiento. Tras insultar a los funcionarios e intentar golpear a uno, arrojó una mesa a otro interno mientras estaban intentando cachearle. Según destacaron fuentes del sindicato Acaip, la «profesionalidad» de los funcionarios permitió saldar el incidente sin lesiones.