La sesión de control al Gobierno pasará a la historia como una de las más interesantes. No. La legislatura está recién alumbrada y ya existen inercias y lugares comunes en el Parlamento. La oposición acusa a la DGA de ser inestable, de estar plegada, sumisa incluso, a Podemos. Y la formación violeta le recuerda día sí y día también al presidente Javier Lambán que incumple el dichoso decálogo, que no hace nada vamos. En pleno bucle, el jefe del Ejecutivo, anunció ayer que la semana que viene se aprobará el presupuesto, que subirá un 3% y que contendrá las peticiones de todos los grupos que le respaldaron en la investidura: Podemos, CHA e IU.

Fue la única novedad que arrojó la sesión de control parlamentaria de ayer. Roberto Bermúdez de Castro (PP) lamentó que el Gobierno esté "supeditado" a los 14 diputados de Podemos y calificó de "sainete" los desencuentros que protagoniza el Pignatelli con la formación morada, a cuenta del "dichoso decálogo, que es una desdicha", dijo con sorna. Preguntó cuántas medidas ha tomado el Ejecutivo para frenar la llamada emergencia social y calificó de "aterrantes" las enmiendas que Podemos ha presentado a la reforma tributaria --y que el PSOE posiblemente deberá aceptar en parte--. Le reclamó a Javier Lambán que gobierne para la mayoría y desde la centralidad.

El jefe del Ejecutivo contestó al ataque. Recordándole, como ya ha hecho otras veces, que el PP está "descabezado", tras la espantada de Luisa Fernanda Rudi. Insistió Lambán en que están actuando en "coherencia" con los pactos de investidura, y que la única "interferencia" que tiene se debe a la herencia que dejó el PP. Le avanzó que el presupuesto llegará la próximo semana. "Antes de lo que lo hacían ustedes con 30 diputados" y defendió la subida de impuestos porque no afectará ni al consumo ni al crecimiento.

DECÁLOGO

Pablo Echenique (Podemos) centró su pregunta en el decálogo suscrito con el PSOE. De nuevo las cuestiones partidistas empaparon el Parlamento. Le recordó los desacuerdos que existen entre ambas formaciones en el punto dos y le echó en cara que el Gobierno ha incumplido la mayor parte de los compromisos que figuran en ese documento. Además de los reproches habituales, el líder de la formación violeta le espetó que con la experiencia ya adquirida, su grupo tiene pocos motivos para confiar en que el Gobierno vaya a hacer todo lo que figure en el presupuesto.

Lambán, como ya ha hecho otras veces, le recordó precisamente lo contrario, lo mucho que ha avanzado el Ejecutivo en el decálogo. Nombró la reducción de altos cargos, la creación del observatorio, la reforma fiscal, las nuevas leyes de la televisión autonómica o de lucha contra la corrupción, o la puesta al día en el pago del IAI.

Para rematar, Arturo Aliaga (PAR) insistió de nuevo en la debilidad del Gobierno, en las incertidumbres y en la desconfianza y preocupación que todo ello genera. Culpó al Ejecutivo de estar "subordinado" al decálogo y lamentó que todavía no se haya presentado el presupuesto. Lambán se limitó a decirle que su equipo da seguridad a todos aquellos a los que el anterior Gobierno PP--PAR recortó derechos y servicios.