Sin pena ni gloria. Así ha transcurrido, en líneas generales, el primer año de legislatura de los alcaldes de barrios rurales de la ciudad. La próxima semana se cumple el aniversario de la elección y sólo en Movera, Montañana y Villamayor se muestran "moderadamente satisfechos" con la gestión del equipo de Gobierno PSOE-CHA en el ayuntamiento.

La falta de inversión directa, la carga por la transferencia de competencias a las alcaldías sin un refuerzo económico y de personal y la lentitud de la burocracia para autorizar cualquier actuación por mínima que sea son los motivos enumerados por los 16 representantes de los barrios de la periferia.

La legislatura comenzó bien con la renovación del convenio de obras de equipamientos e infraestructuras suscrito entre el área municipal de Participación Ciudadana y la Diputación Provincial de Zaragoza. Un documento con vigencia hasta el 2007 que contempla actuaciones por valor de 18 millones de euros exclusivamente para la periferia.

La firma fue interpretada como un primer paso en el compromiso adquirido por Juan Alberto Belloch de convertir esta legislatura en la de los barrios rurales. No obstante, con el paso del tiempo empieza a surgir el desencanto. Salvo Garrapinillos y Villarrapa, lugares en los que se califica de "nefasta" la gestión municipal, el resto prefiere tildarla de "regular y vacía de contenido" y confiar en el despegue a partir del 2005.

Los que repiten cargo y han conocido la gestión del Gobierno del PP en el ayuntamiento son optimistas. "Cuando llegó Rudi en el 95, sucedió lo mismo. Se tardó mucho en poner en marcha la maquinaria y los resultados se vieron años después", recordó Luis Manuel Mas, alcalde de Torrecilla de Valmadrid.

Como alternativa a la falta de inversión directa, plantean un incremento de las partidas de obras menores para cada alcaldía, ya que aseguran haber demostrado su madurez como gestores. "Estiramos el dinero como si fuese chicle y de cara al próximo año debería plantearse aumentar nuestra asignación para la autogestión. Sería más eficaz", apuntó Roberto Polo, de Casetas.

El aumento de competencias de las alcaldías se valora positivamente porque se evita a los ciudadanos el desplazamiento hasta Zaragoza, aunque exigen una descentralización real dotada de personal.