El funeral de monseñor Elías Yanes se celebrará mañana, desde las 12.00 horas, en la basílica del Pilar de Zaragoza, en la que tantas veces ofició misas y funerales, incluidos algunos muy dolorosos para la memoria colectiva como el del atentado de la Casa Cuartel de 1987. Sus restos reposarán en la cripta de la basílica, y será el primer arzobispo zaragozano que allí descanse en 62 años. El último fue Rigoberto Doménech, en 1955; según explicaron fuentes del Arzobispado de Zaragoza, es tradición que los prelados descansen en la que ha sido su última sede, salvo que por algún motivo decidan lo contrario, y Yanes expresó en más de una ocasión su fuerte sentimiento de pertenencia a Aragón.

El funeral, según explicaron las mismas fuentes, es como el de cualquier otra persona, solo que en el féretro se le imponen los símbolos de su cargo, como la casulla, la mitra y el libro de los Evangelios.

PERSONALIDADES / Diversas autoridades de la Iglesia han confirmado ya su asistencia a las exequias de mañana, como el cardenal Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal Española (y arzobispo de Valladolid); su predecesor, Antonio María Rouco Varela, los obispos de Sevilla, Las Palmas o Astorga o el arzobispo de Barcelona, el cardenal turolense Juan José Omella, quien fuera uno de los favoritos de Yanes. Se espera una ceremonia «multitudinaria», aunque las confirmaciones seguían llegando ayer al Arzobispado de Zaragoza, por lo que la lista no es ni mucho menos definitiva.

El arzobispo emérito de Zaragoza reposará en una cripta que alberga los restos de algunas de las más célebres personalidades históricas de Aragón, como el general José Palafox, que frenó la invasión napoleónica; el noble, clérigo y político ilustrado Ramón Pignatelli, artífice del Canal Imperial de Aragón; los condes de Fuenclara; la infanta María Teresa de Vallabriga y Rozas o el matrimonio que sufragó los costes de las dos últimas torres de la basílica, entre otros.

En el recinto, ubicado bajo el suelo de la capilla de la Virgen, también reposan, militares, canónigos y, fundamentalmente, arzobispos de Zaragoza como Francisco de Paula Benavide, Vicente Alda y Sancho o el citado Rigoberto Doménech.

Los más altos dignatarios de la Iglesia Católica en la archidiócesis comenzaron a ser enterrados en el Pilar en el siglo XVIII, ya que hasta entonces los enterramientos eran en la Seo.