Primer día del calendario. 1 de enero del 2021. Es Año Nuevo o el año de la esperanza y por las calles se palpa un ambiente enrarecido por las ganas de haber superado el 2020 y la tristeza de haberlo hecho a medio gas, con restricciones, con una celebración discreta, en casa y con mascarilla, y mirando de reojo el reloj para cumplir el toque de queda. A la 1.30 todos en casa y, ya de paso, a la cama.

Quizá porque este año la Nochevieja no ha sido de trasnochar, por la mañana muchos se han lanzado a la calle buscando un bar abierto y con una terraza al sol. Los brindis que se sucedían por las mesas eran más bien escasos y en las conversaciones había un tema común, recurrente y cansino: el coronavirus. Ese virus malicioso que solo en Aragón se ha cobrado la vida de 2.684 personas desde el pasado mes de marzo. Demasiadas víctimas como para alzar la copa.

El estado de las calles delataba que la Nochevieja no había sido la de siempre. No había restos de confeti por la plaza del Pilar recordando que hace tan solo un año, en el 2019, fue el epicentro de las campanadas y de la fiesta. Tampoco se veía a esos jóvenes (y no tan jóvenes) volviendo a casa tras una maratoniana noche de celebración. Estaban limpias, relucientes, y no porque los trabajadores de la limpieza se hubieran empleado a fondo como cada 1 de enero, sino porque los bares, salas de fiesta y discotecas han estado cerrados durante toda la noche. No ha habido cotillones ni música hasta el amanecer.

Sin madrugadores

Sin madrugadoresLos autobuses y el tranvía han recorrido la ciudad prácticamente vacíos durante in madrugadlas primeras horas del día hasta que el sol ha empezado a calentar y han comenzado a abrir los primeros negocios y a servir las primeras cervezas y tapas del año.

No ha sido un día sencillo para encontrar un lugar en el que disfrutar de un desayuno o vermú al sol. Es día 1 y muchos establecimientos han decidido cogerse fiesta, sobre todo en los barrios, con menos negocios abiertos. En El Tubo no se ha podido celebrar la entrada del año como manda la tradición, con vermús multitudinarios, esos en los que compartes barra de bar, barril e incluso baldosa. Tampoco ha habido tardeo, ni nada que se le parezca. Cada uno disfrutaba de su picoteo en su mesa y en grupos de menos de seis personas. Una buena alternativa ha sido la de pasear. Por la plaza del Pilar muchos han aprovechado para hacerse una foto en un gigantesco cartel del Ayuntamiento de Zaragoza en el que aparece el mensaje de Feliz Navidad. ¡Qué mejor postal para comenzar el año!

Ni la calle Alfonso o el paseo Independencia ha podido presumir de afluencia por la mañana, pero por la tarde, con el encendido de luces, han vuelto a lucir su mejor cara. Porque ni el frío consigue que los zaragozanos se queden en casa cuando el sol se esconde.

Pero por mucho que la gente se lance a la calle, hoy faltan las filas en la puerta de los cines Palafox. Los grupos multitudinarios de amigos que vuelven a celebrar la entrada del año. Ha llegado del 2021 con nostalgia, bastante hartazgo y la necesidad de celebrar la próxima Nochevieja como con amigos, brindis y abrazos.